
En la muerte de Domènec Fita hay que reconocer su dimensión de artista polifacético, de maestría, de hombre comprometido con el país, de un cristiano que ha amado a la Iglesia, trabajando mucho para embellecer muchos de nuestros templos.
El día que le impuse el galardón del Papa Pro Eclesia et Pontifice, manifestaba el agradecimiento por su colaboración en la misión de la Iglesia imaginando y modificando los espacios de celebración de la fe siguiendo la normativa litúrgica del concilio Vaticano II, construyendo imágenes con todo tipo de materiales para fomentar la devoción.
Hay que tener presente la gran cantidad de obra artística religiosa, entre otros muchos de nuestra Catedral, de la Sagrada Familia de Barcelona, del monasterio de Montserrat y de tantas iglesias parroquiales.
Cabe destacar que en sus obras, especialmente las que han expresado la dimensión trascendente, espiritual y creyente, el artista homenajeado ha dejado huella de su sello personal y de sus profundas convicciones.
También ese día en sus palabras de aceptación vi que Domènec Fita, crítico, porque amaba la perfección y la libertad, amaba profundamente a este país, a esta tierra. Sin perder la esperanza, nos recordó que necesitamos un país y una iglesia más valientes y más libres.
En último término, Domènec Fita ha sido investigador y creador artístico en busca de la belleza en sus obras. Y cabe recordar que la contemplación de la belleza en las obras humanas abre y levanta el espíritu para reconocer la belleza de Dios Creador.
Mundos. Francesc Pardo, obispo de Girona
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Este pasado lunes 9 de noviembre murió el artista y académico Domènec Fita. El obispo Francisco presidirá la misa exequial que se oficiará en la iglesia de San José de Gerona, respetando las medidas sanitarias vigentes y en la más estricta intimidad. En este templo figuran numerosas piezas realizadas por el artista. Una parte importante de la obra de Fita es de carácter religioso, como las que se pueden encontrar en la Catedral de Girona, con Cristo Jacent en la capilla del Santo Sepulcro y las imágenes de san Pablo y san Narciso en su fachada; las vidrieras de los cuatro evangelistas y el pavimento de la Pasión en la basílica de la Sagrada Familia en Barcelona; una imagen de San Benito en el Monasterio de Montserrat; el paso Cristo y Pilato de la Cofradía de Jesús Crucificado, en Gerona; imagen de la Virgen María y vidrieras en hormigón de la iglesia de Corazón de María en Girona; imágenes en hierro forjado de los Ángeles en la capilla del Santísimo de la iglesia de Seminario; cruz de término en Palau Sacosta; imágenes y baldaquino en la capilla de la clínica “Salus Infirmorum” de Banyoles, lucernario de la iglesia de Campredó (Tortosa), o las vidrieras en la capilla de las Carmelitas en Caldes de Malavella. No hay que olvidar que el accidente sufrido por el artista en 1953, y que le provocaría una paraplejía, fue mientras decoraba el baptisterio de la iglesia de Belén, en Barcelona.
En 2017, en el noveno aniversario de Domènec Fita, ya propuesta del Obispo de Girona, el Vaticano le concedió la medalla Pro Ecclesia et Pontifice por haber sabido “expresar la experiencia de Dios con belleza”. Hace veinte años se constituyó la Fundación que se ocupa de la catalogación y difusión de la obra de este artista y que tiene su sede en la Casa de Cultura de Girona, edifcio del antiguo Hospicio, donde Fita se educó de niño, hasta que inició sus estudios artísticos en Olot y en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona.