Nuestro obispo presidió el domingo 3 de abril por la tarde, el ritual de Dedicación del altar mayor de la catedral que culmina la reforma del presbiterio, que se adapta a la normativa litúrgica del Concilio Vaticano II.
Acompañaron al obispo Francisco sus predecesores Jaume Camprodon y Carles Soler, el Capítulo Catedral, delegados episcopales y una veintena de presbíteros y diáconos.
Esta reforma ha supuesto la ampliación del presbiterio utilizando un sistema a base de madera que garantiza el respeto a las lápidas sepulcrales del pavimento. También se incluye reubicar el ahora de la catedral románica, un nuevo ambón que incorpora un elemento del cancel procedente también de la catedral románica y el baldaquino gótico sostenido por sus cuatro columnas correspondientes a los evangelistas. Se han incorporado nuevos sistemas de alumbrado y seguridad.
Los fieles llenaron el espacio comprendido entre el órgano y el nuevo presbiterio, donde se habían situado dos cientos de sillas de refuerzo. Las instituciones estaban representadas por el director general de Patrimonio, Joan Pluma, el director territorial de Cultura, Antoni Baulida, el diputado portavoz del Grupo Socialista en el Parlament y exconsejero de Política Territorial, Joaquim Nadal y una representación de la orden del Santo Sepulcro.
El Ritual de la dedicación del altar se inició con la bendición del agua seguida de la Liturgia de la Palabra correspondiente a al IV domingo de Cuaresma, la Domínica Laetare.
En su homilía, el obispo recordó que la catedral es un lugar para celebraciones religiosas, "un edificio de culto y para el culto", una función que debe conservar.
No se menosprecia su contenido artístico. La adaptación a las normas litúrgicas surgidas del Concilio Vaticano II, acerca físicamente las celebraciones a los fieles a la vez que ayuda a valorar elementos como el baldaquino y el nuevo ambón. También hizo alusión a la posibilidad de reubicar la Silla de Carlomagno, una vez estudiados los elementos necesarios.
En su intervención, también agradeció la colaboración de la Generalitat en los trabajos que se han llevado a cabo hasta ahora en este proceso. Igualmente señaló que la catedral acoge el testimonio de la religiosidad de los fieles gerundenses de generación en generación y cómo ha incorporado e incorpora elementos artísticos de cada momento.
Después de la homilía se inició la oración de dedicación y unciones, con la letanía de los santos, la colocación de las reliquias, la oración de dedicación y, seguidamente, el obispo dejó la casulla y se puso un gremial para proceder a la unción del altar, vertiendo parte del santo ángulo y la vertiente parte del santo crisma. Después de esta parte de la Dedicación dejó el gremial y se puso la casulla. Mientras, se había situado sobre el altar un brasero en el que obispo puso incienso para incensar el altar.
Después de que los diáconos procedieran a limpiar el altar y situar las velas en los candelabros, el obispo les dio una candela encendida para proceder a encender las ocho velas del altar. En ese momento también se encendieron todas las luces alrededor del altar, como por las grandes fiestas. Al inicio de la liturgia eucarística y después de recibir las ofrendas, el obispo besó el altar.
La celebración siguió con las lecturas y oraciones propias de este domingo de Cuaresma.
Antes de la bendición, el obispo Francisco dirigió unas palabras de agradecimiento a las personas, instituciones, empresas y colaboradores que han hecho posible la reforma del presbiterio y reiteró su satisfacción por la compañía de los obispos eméritos.