A las siete de la tarde del Jueves Santo el obispo Francisco ha presidido en la Catedral la celebración de la Eucaristía.
En esta misa tiene lugar el "lavatorio de los pies". Jesús, en la noche de la última cena, hizo un gesto sorprendente y significativo: se puso a lavar los pies a los discípulos. Un signo de su amor y de su entrega.
El obispo Francisco, repitiendo ese gesto nos ayuda a recordar que esto es lo que debemos hacer todos los días: actitud de servicio.
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