El pasado 14 de julio el obispo Francisco procedió a dedicar el nuevo altar del monasterio de Cervià de Ter hecho con piedra de Girona. Ha sido la culminación del proceso de restauración del monasterio que celebra este año sus 960 años.
A la celebración eucarística que presidió el obispo Francisco acompañado del obispo emérito Carles Soler asistieron cerca de 400 personas. Estaban presentes también la alcaldesa de Cervià de Ter, Roser Estañol, el presidente del Consejo Comarcal del Gironés, Jaume Busquets, el vicepresidente de la Diputación de Gerona, Xavier Soy y el director de los servicios territoriales de Cultura de la Generalidad de Cataluña, Antoni Baulida.
El obispo Francisco destacó que "las piedras expresan nuestra identidad y confirman la vida de nuestro pueblo, nuestro talante. Un talante fundamentado en la identidad cristiana de muchas generaciones".
La misa estuvo amenizada por un grupo musical local y por el Cor Maragall. Este mismo corazón al término de la celebración ofreció un pequeño concierto.