En la perspectiva de la apertura de la nueva cárcel de Figueres, la Delegación de Pastoral Penitenciaria del obispado de Girona y las parroquias del arciprestazgo del Alt Empordà Interior organizaron una charla-coloquio con el P.Manel Pousa, conocido cura de Barcelona que se dedica al trabajo con personas marginadas, y se le va dedicando al trabajo con personas marginadas.
La charla tuvo lugar este viernes día 25, por la noche, en el salón de descanso del teatro municipal El Jardí, de Figueres, con la participación de personas interesadas en el tema.
El P. Manel vino acompañado de otros tres voluntarios de prisiones, un hombre y dos mujeres, que aportaron también su testimonio. Todos ellos coincidieron en destacar que se trata de acompañar, de estar junto al preso, con un trato humano que responda a sus necesidades, sin confundir nunca a la persona con el delito, que por circunstancias diversas haya cometido. Por otro lado, el voluntariado en las prisiones es un servicio, un complemento para ayudar, no para sustituir la labor de los funcionarios.
Desde el punto de vista cristiano, Jesús nos invita a estar con quienes más sufren, identificándose con ellos: “Estaba en la cárcel, y vinisteis a verme” (Mt 25, 36).
El P. Manel recordó que también se puede ayudar desde fuera de la cárcel, en tareas de prevención y ayudando a gente que sale de la cárcel y necesitan acogida. Añadió que no se puede ser optimista con los datos de reinserción de los presos, pero justamente es necesario hacer posible un proceso, y por eso es necesario un buen acompañamiento.
El acto sirvió también para empezar a poner las bases de un futuro equipo de pastoral penitenciaria que atienda a los numerosos internos que habrá en la nueva prisión figuerense del Puig de les Basses.