Con una solemne Eucaristía presidida por el obispo Francisco en la catedral, este domingo 24 de noviembre se ha dado por finalizado el Año de la Fe, una iniciativa que comenzó el doce de octubre del pasado año a propuesta del papa emérito Benedicto XVI, y que tuvo continuidad con el papa Francisco. Han concelebrado con el obispo una treintena de presbíteros diocesanos y religiosos de diferentes órdenes representantes de los religiosos mártires recientemente beatificados, con asistencia de cuatro diáconos y tres acólitos.
La celebración se ha iniciado con una procesión encabezada por los representantes de los mártires beatificados, que llevaban palmas en sus manos. A continuación, el obispo Francisco se ha dirigido a los fieles para dar gracias al Señor por el tiempo de renovación que nos ha concedido durante el Año de la Fe, y en acción de gracias por la beatificación de los nuevos mártires hijos de nuestra diócesis.
Ha sido muy emotivo el canto del Creco en un Dios: los representantes de cada arciprestazgo llevaban un cirio que habían encendido del cirio pascual, y con el que habían pasado la luz en las candelas que llevaban los feligreses que llenaban el templo.
En la homilía, el obispo ha hecho referencia a la sencillez con la que hemos vivido el Año de la Fe en nuestra diócesis, mientras profundíamos en nuestra fe desde todas las actividades realizadas, que no han sido pocas. Nos ha presentado los nuevos beatos como todo un ejemplo de una fuerte fe, y ha deseado que quien nos contemple pueda apreciar cómo nos sentimos queridos, cómo nos amamos y cómo amamos.
La celebración ha terminado con una procesión final en la capilla del Santo Sepulcro, donde se encuentra el memorial de los mártires diocesanos, mientras se cantaba la letanía de los santos y beatos y el canto Oh mártires de Cristo.
Foto de Ángel Almazán en el momento del canto Creo en un Dios.
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