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Oficina de Comunicación del Obispado de Girona

Jueves 29 de Diciembre de 2016

Misa exequial por el obispo Jaume Camprodon (1926-2016)

La Catedral de Girona ha acogido esta mañana la Misa Exequial por el obispo emérito de Girona, Mons. Jaume Camprodon Rovira, que falleció el pasado lunes 26 de diciembre a la edad de 90 años. Fue obispo de Gerona entre 1973 y 2001.

La Eucaristía, presidida por el obispo de Girona, ha sido concelebrada por el obispo emérito Mons. Carlos Soler; el arzobispo de Tarragona Mons. Jaume Pujol; el cardenal Lluís Martínez Sistach; el arzobispo de Barcelona Joan Josep Omella; el arzobispo de Urgell y copríncipe de Andorra, Joan-Enric Vives; el obispo de Terrassa, Josep Àngel Saiz; el obispo de Vic, Romà Casanova y el obispo de Tortosa, Enric Benavent. También estaban presentes otras personalidades eclesiásticas, como el Padre Abad de Montserrat, Josep Maria Soler y el Secretario General de la Conferencia Episcopal Española, José María Gil Tamayo.

Entre los representantes políticos y sociales, han asistido el presidente de la Generalidad de Cataluña, Carles Puigdemont; la alcaldesa de Girona, Marta Madrenas, el delegado territorial del Gobierno de la Generalidad en Girona, Eudald Casadesús; y el subdelegado del Gobierno del Estado en Gerona, Juan Manuel Sánchez-Bustamante.

El obispo de Girona ha hecho referencia al testamento espiritual que dejó el obispo Jaume Camprodon, que se publicará íntegramente en la Hoja Parroquial de la diócesis de Girona el próximo 8 de enero. En el transcurso de la homilía, el obispo Francesc Pardo ha remarcado la voluntad expresa del obispo Jaume de que la Misa Exequial fuera «sencilla». En este sentido, ha dicho: "Ciertamente que debo cumplir con la voluntad del obispo Jaume de abstenerme de elogios, pero eso no me priva de dejar constancia de sus convicciones, de su testimonio y de sus actitudes, manifestadas en su testamento espiritual, titulado Despedida".

Sobre la figura del obispo Jaume Camprodon, ha destacado que “su misión de pastor se manifestaba en el amor y delicadeza por las personas, todas las personas; y al mismo tiempo, en sus enseñanzas y prioridades pastorales». También ha recordado que «su participación en el Concilio Provincial de la Tarraconense acentuaba la necesidad de convertirse en hombres bíblicos por la oración», y que manifestó su amor en Cataluña, pero siempre abierto a quienes llegaban de varios lugares: «En una carta escribe: “Quienes hemos nacido en Cataluña o vamos hundiendo nuestras raíces para que consiga la personalidad que por derecho de naturaleza le corresponde. El amor a la patria –y el amor se comprueba en el servicio– no es accesorio al espíritu cristiano”.

Por último, el obispo Francesc Pardo ha explicado que «vivió sencillamente, por lo que dejó el antiguo palacio episcopal, primero para ir a vivir en un piso al centro de la ciudad, y posteriormente a la casa del obispo, junto a la residencia Sivilla. Incluso renunció a la cruz de Sant Jordi, y manifestó que su decisión no era ningún desprecio al galardón ni a ninguno de quienes lo proponen. Sencillamente, así era el talante del obispo Jaume».
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