En este tiempo de Cuaresma, cuando se nos invita a la conversión personal y comunitaria, no podemos obviar los eventos políticos y sociales que se han producido en los últimos meses en Cataluña.
Desde esta perspectiva los obispos de las diócesis catalanas dirigimos un llamamiento a todo el mundo a realizar un esfuerzo para rehacer la confianza mutua dentro de una sociedad como la nuestra en la que se da una gran pluralidad cultural, política y también religiosa. La cohesión social, la concordia, el sentirnos cercanos unos a otros y el respeto a los derechos de todas las personas que viven en Cataluña deben ser uno de nuestros objetivos prioritarios en este momento.
No podemos ignorar ni menospreciar que en relación a Cataluña existe un problema político de primer orden que obliga a buscar una solución justa a la situación creada que sea mínimamente aceptable para todos, con un gran esfuerzo de diálogo desde la verdad, con generosidad y búsqueda del bien común de todos. Por eso, tal y como hemos pedido repetidamente, con palabras del papa Francisco con las que nos sentimos comprometidos, decimos a los católicos ya todos los que quieran escucharnos que «es hora de saber cómo diseñar, en una cultura que privilegie el diálogo como forma de encuentro, la búsqueda de consensos y acuerdos, pero sin separarla de la preocupación por una sociedad justa. (Evangelii Gaudium 239).
El pasado 21 de diciembre se realizaron elecciones al Parlamento con una gran participación de los electores. Es necesario que, con voluntad de servicio, los parlamentarios escogidos impulsen los mecanismos democráticos para la formación de un nuevo gobierno de la Generalitat que actúe con sentido de responsabilidad para con todos los colectivos del país, y especialmente los más necesitados de superar las consecuencias de la crisis institucional, económica y social que vivimos.
Queremos mencionar una cuestión concreta que nos preocupa. En cuanto a la prisión preventiva de algunos antiguos miembros del gobierno y de algunos dirigentes de organizaciones sociales, sin entrar en debates jurídicos, pedimos una reflexión serena al respecto, en vistas a propiciar el clima de diálogo que tanto necesitamos y en la que no se dejen de considerar las circunstancias personales de los afectados.
Como ciudadanos de este país y pastores de la Iglesia que hace camino a Cataluña, nuevamente reafirmamos que, aunque no nos corresponde a nosotros optar por una determinada propuesta a los nuevos escenarios que en los últimos tiempos se han planteado, defendemos la legitimidad moral de las diversas opciones sobre la estructura política de Cataluña que se basen en el respeto de la dignidad inalienable de las personas.
Por último, pedimos a los católicos que, descubriendo el paso de Dios por la vida en estos momentos de complejidad, seamos instrumentos de paz y reconciliación en medio de la sociedad catalana, y no dejemos de orar al buen Dios por la paz y la justicia en Cataluña.
Tiana, 16 de febrero de 2018