
Cáritas Diocesana de Girona presentó ayer martes por la mañana en Girona la memoria correspondiente a la acción social que desarrolló en toda la diócesis durante el 2018. El acto contó con las intervenciones del obispo de Girona, Francesc Pardo; el secretario general de Cáritas Diocesana, Martí Batllori, y la directora de la entidad, Dolors Puigdevall. Durante 2018 se atendieron directamente a 22.052 personas y hasta 53.309 se beneficiaron de la acción a través de alguno de los 52 proyectos en marcha en el territorio diocesano. Se trata de una cifra estable respecto al año anterior, pero Cáritas alerta de que las consecuencias de la crisis no han terminado para muchas familias: un 57% de las familias atendidas tiene hijos a cargo, un 13% de éstas son familias monoparentales y 1 de cada 4 personas participantes son menores de edad. El documento alerta de que las medidas que se tomaron frente a la crisis económica están comportando una desigualdad en la distribución de la renta, que se está agravando.
Las consecuencias de esta sacudida están muy presentes sobre todo en la dificultad para acceder al trabajo digno (el 18% de las personas atendidas está trabajando) y la vivienda (el 36% de las personas atendidas tiene dificultades para acceder a un hogar en condiciones), los pilares fundamentales para salir de la pobreza y de la exclusión social. La exclusión social afecta también a las personas mayores que padecen soledad (el voluntariado joven apadrinó a 660 personas mayores y 387 fueron atendidas en el proyecto Ser Grande en Dignidad, entre otras acciones) y los niños y jóvenes que se encuentran con desigualdades que les impiden romper con la herencia de los niños y niñas municipios). Cáritas vuelve a detectar un aumento de las personas que llegan después de un proceso migratorio huyendo de conflictos y de la miseria, buscando nuevas oportunidades (3.258 adultos y 200 niños y jóvenes sin referentes familiares han recibido apoyo jurídico relacionado con procesos de inmigración).
Cáritas inició el proyecto Som Refugi durante el 2018 con dos pisos para jóvenes migrantes sin referentes y ha continuado durante el 2019 con la apertura de un servicio en Caldes de Malavella que ya acoge y acompaña de forma integral a otros 20 jóvenes. En cuanto a la recogida de ropa, Cáritas y la empresa de inserción Ecosol, han repartido más de 50 contenedores en toda la diócesis, que han permitido recoger hasta 400 toneladas de ropa. El ámbito dedicado a la inserción sociolaboral de la entidad ha atendido a 1.622 personas. Hasta 133 son trabajadores en proceso de inserción se han en las líneas de actividad de Ecosol empresa de inserción de Cáritas y 362 personas se han formado para mejorar su empleabilidad y conseguir encontrar un trabajo digno.
Una respuesta comunitaria
Para hacer frente a todos estos retos, Cáritas impulsa y aplica un nuevo modelo de acción comunitaria que se abre a la vecindad con el objetivo de fortalecer las relaciones sociales de las personas atendidas para evitar su exclusión y fomentar su participación e implicación en los propios proyectos de la entidad. Se trabaja con la propia comunidad para transformar la realidad más cercana de las personas más vulnerables de nuestra sociedad, haciéndolas protagonistas de su propio cambio. En esta línea, la entidad ha desarrollado más de 45 actuaciones comunitarias en todo el territorio, beneficiando a 4.050 personas. El 40% de estas personas ha manifestado mejorar su participación en espacios y entidades del municipio y un 80% ha aumentado su red relacional y social más cercana. Puigdevall afirmó que "tenemos que estar alerta de la pobreza escondida" y denunció que "las personas pobres viven un aislamiento en sus redes de relación". Precisamente, la acción comunitaria trabaja para enredar a las personas en los recursos de su entorno.
Puede descargarse la Memoria completa en el archivo adjunto .