
La Catedral de Girona acogió, ayer por la tarde, la ordenación presbiteral de Mn. Antoni Coll i Casals, ceremonia que fue presidida por el obispo Francisco y concelebrada por presbíteros de toda la diócesis y de otros lugares, con la asistencia de varios diáconos. Numerosos familiares y amigos del nuevo cura quisieron acompañarle en un día tan especial, entre ellos compañeros seminaristas y fieles provenientes de las parroquias de Santa María de Blanes y Santa María de Pineda de Mar, donde había prestado sus servicios durante unos años, y especialmente de la parroquia de San Esteban de Caldes de Malavella. Coll, nacido en Girona en 1967, fue ordenado diácono el pasado 29 de septiembre, junto con Mn. Andreu Soler.
En su homilía, el obispo Francisco se dirigió al nuevo presbítero: "Dios se ha manifestado de muchas maneras en tu vida y te ha llamado a identificarte con Jesús, humilde, servidor, casto y obediente, siguiendo sus huellas". "Por medio de la imposición de mis manos y de la oración -siguió el obispo-, el Espíritu Santo te configura a Cristo para que lo hagas presente a través de la predicación del Evangelio y la celebración de los sacramentos de la fe". "Hazlo siempre en comunión de cariño con toda la Iglesia, el Papa, conmigo y mis sucesores", señaló.
"La fuerza y la eficacia de tu ministerio nacerá de la gracia de Dios y de la fuerza del Espíritu, pero se manifestará especialmente y se hará creíble por tu testimonio, por la coherencia de vida, por tu caridad pastoral, y las decisiones que deberás ir asumiendo", remarcó, al tiempo que añadió que "la caridad pastoral". Finalmente le dio un último consejo: "Escucha a todos, ruega por todos, ama a todos".
Al terminar la ceremonia el obispo hizo público que Mn. Antoni Coll continuará al servicio de las parroquias de Sant Esteve de Caldes de Malavella y de Sant Andreu Salou como administrador parroquial.