
La aprobación en el Consejo de Ministros de 29 de mayo del Real Decreto-Ley 20/2020 por el que se establece Ingreso Mínimo Vital supone un paso decisivo en la lucha contra la pobreza severa, nos dignifica como país, refuerza nuestros sistemas de garantías sociales para las personas excluidas y nos acerca a la media europea en materia de ingresos. Ésta es la valoración que Cáritas Catalunya ha hecho después de que el gobierno español haya aprobado esta medida para paliar la crisis social.
Una medida demandada por Cáritas desde hace años
La necesidad de una renta mínima estatal era una medida demandada por Cáritas desde hace años, formando ya parte de las ocho propuestas políticas presentadas en las últimas elecciones generales. Además la necesidad había sido planteada de forma reiterada, tanto por la Fundación FOESSA como por el resto de entidades sociales.
Esta medida aliviará la situación de cientos de miles de hogares que viven en extremas condiciones de vida. Familias que carecen de ingresos y que podrán acceder a una medida protectora capaz de garantizar sus derechos básicos. Como se señala expresamente en la exposición de motivos del decreto, el ingreso mínimo vital "actuará como un seguro colectivo ante los retos que nuestras sociedades tendrán que afrontar en un futuro próximo".
Valoración positiva
Valoramos como positivo el IMV como derecho subjetivo para las personas que se encuentren en situación de vulnerabilidad económica. Como prestación no contributiva de la Seguridad Social, supone un salto adelante en la garantía de los derechos y protección de las personas que están en situación de mayor vulnerabilidad.
Cumplirá además una función de factor estabilizador automático en las épocas de crisis, generando una base mínima de protección para las personas que no tengan ingresos, que se reducirá en momentos de bonanza, cuando el empleo pueda recuperarse. Al configurarse como un derecho, el Ingreso Mínimo Vital contempla algo que era demandado por el sector social y por el Comité Europeo de Derechos Sociales, como por ejemplo que el tiempo de duración de la prestación vaya ligado a la situación de necesidad de la persona, y que permanezca mientras esa situación no cambie.
Era necesaria la existencia de una prestación en el conjunto de España que regulara las inequidades. Éste es un objetivo que queda cubierto con el Ingreso Mínimo Vital, al asegurar un mismo derecho efectivo, independientemente de lugar de residencia y de los posibles cambios residenciales que se puedan producir.
Para Cáritas, es importante que este recurso trate de evitar la pobreza severa, dando especial atención a los hogares con hijos, aunque pierde capacidad protectora respecto a familias más numerosas. También valoramos positivamente el reconocimiento que el Real Decreto-Ley hace de los procesos de inclusión social, sin que sean una condición imprescindible para poder acceder al Ingreso Mínimo Vital.
Déficits detectados
Desgraciadamente, el Real Decreto tiene algunos déficits importantes, que dejarán fuera del Ingreso Mínimo Vital (IMV) a personas que deberían poder acceder. Señalamos varios de estos déficits:
Asimismo, el Real Decreto-ley deja muchos aspectos sujetos a un desarrollo reglamentario posterior. La forma de abordarlos será esencial para responder a una exclusión social muy compleja y el Real Decreto-Ley actual no da una respuesta completa.
Encaje con la Renta Garantizada de Ciudadanía
Junto a los aspectos positivos y déficits señalados, Càritas Catalunya quiere poner el acento en el encaje con la ya existente Renta Garantizada de Ciudadanía. Hay que tener en cuenta los siguientes retos:
Càritas Catalunya hace estas peticiones dentro de un marco en el que reclama absoluta transparencia por parte del gobierno de la Generalitat y dentro de un entorno donde el diálogo entre gobierno y entidades sociales sea fluido para que los agentes que están más cerca de las personas vulnerables puedan aportar su experiencia y conocimiento de la realidad.