
"Como Jesucristo, obligados a huir. Acoger, proteger, promover e integrar a los desplazados internos" es el lema de la 106 Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, que se celebra este próximo domingo 27 de septiembre. En esta ocasión, se centra en la atención pastoral a los desplazados internos. En su mensaje con motivo de la jornada, el papa Francisco señala este drama como uno de los retos del mundo contemporáneo: "un drama a menudo invisible que la crisis mundial causada por la pandemia de la Covid-19 ha agravado". En la introducción del documento, el papa recuerda que “en la fuga a Egipto, el niño Jesús experimentó, junto con sus padres, la trágica condición de desplazado y refugiado, “marcada por el miedo, la incertidumbre, las incomodidades (cf. Mt 2,13-15.19-23)”. Y añade: "Lamentablemente, en nuestros días, millones de familias pueden reconocerse en esta triste realidad".
“Estamos llamados a reconocer en sus rostros el rostro de Cristo, hambriento, sediento, desnudo, enfermo, forastero y encarcelado, que nos interpela (cf. Mt 25,31-46)”, remarca, a la vez que asegura que “los desplazados internos nos ofrecen esta oportunidad de encuentro con el Señor”. En este sentido, el Papa explica que "se trata de un reto pastoral al que estamos llamados a responder con los cuatro verbos que indiqué en el Mensaje para esta misma Jornada de 2018: acoger, proteger, promover e integrar. A estos cuatro querría añadir ahora otras seis parejas de verbos, que se corresponden con acciones muy concretas". Son los siguientes:
Y cierra el mensaje con una oración “sugerida por el ejemplo de san José, especialmente cuando se vio obligado a huir a Egipto para salvar al Niño”.
Padre, usted encomendó a san José lo más valioso que tenía: el Niño Jesús y su madre, para protegerlos de los peligros y las amenazas de los malvados.
Concédenos también a nosotros de poder experimentar su protección y su ayuda. Él, que sufrió el sufrimiento de quien huye a causa del odio de los poderosos, haga que pueda consolar y proteger a todos los hermanos y hermanas que, empujados por las guerras, la pobreza y las necesidades, abandonan su casa y su tierra para ponerse en camino, como refugiados, hacia lugares más seguros.
Ayúdales, por su intercesión, a tener la fuerza para seguir adelante, el consuelo en la tristeza, el valor en la prueba.
Dad a quienes les acogen un poco de la ternura de este padre justo y sabio que amó a Jesús como un hijo verdadero y sostuvo a María durante el camino.
Que él, que se ganaba el pan con el trabajo de sus manos, pueda proveer de lo necesario a quienes la vida se lo ha quitado todo, y darles la dignidad de un trabajo y la serenidad de un hogar.
Os lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo, que san José salvó al huir a Egipto, y por intercesión de María Virgen, a la que amó como fiel esposo de acuerdo con tu voluntad. Amén.
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* Página oficial de la Sección Migrantes y Refugiados de la Santa Sede
(En la fotografía, la inauguración de una escultura en la plaza de San Pedro del Vaticano en homenaje a los refugiados, el año pasado, con motivo de la jornada. Autor: Vatican News)