
La iglesia de Sant Josep de Girona acogió, ayer domingo, 15 de noviembre, una misa en recuerdo de las víctimas de accidentes de tráfico con motivo del Día Mundial dedicado a las personas que han perdido su vida en este tipo de accidentes. Organizada por la Delegación episcopal de Pastoral de Tráfico, y presidida por el obispo Francisco, participaron familiares de personas que han perdido la vida en este tipo de accidente y representantes de los distintos cuerpos de seguridad presentes en la diócesis. En su homilía, el obispo tuvo un recuerdo especial para las víctimas, manifestando que "el mejor recuerdo es siempre la oración para pedir a Dios que les conceda la salvación, la vida eterna". También hizo extensiva la oración para los familiares y amigos que más sufren la muerte por accidente: "Pedimos por ellos el consuelo, la fortaleza, la fuerza para afrontar esta situación y la esperanza de que la muerte no tiene la última palabra sobre la vida".
En relación a la celebración del Día Mundial, que tiene lugar cada año el tercer domingo de noviembre, el obispo señaló que "esta jornada es una invitación a concretar el amor a los demás ya nosotros en las situaciones que conducimos algún vehículo, coche, moto, patines, bicicletas o somos peatones". "El amor a las personas y el deber de conservar la vida también se concreta en las responsabilidades que tenemos en el tráfico", afirmó. Por último, tuvo unas palabras de agradecimiento a los responsables del tráfico por su atención y asistencia a los accidentados.