
La Catedral de Tarragona acogió, ayer jueves, día 21 de enero, en la solemnidad de los santos mártires Fructuoso, obispo, y Augurio y Eulogio, diáconos, la celebración de acción de gracias en el vigésimo quinto aniversario del Concilio Provincial Tarraconense de 1995, coincidiendo con el. La eucaristía, presidida por el arzobispo de Tarragona y presidente de la Conferencia Episcopal Tarraconense, Mons. Joan Planellas fue concelebrada por el cardenal Joan Josep Omella, arzobispo metropolitano de Barcelona; el arzobispo-obispo de Urgell, Mons. Joan-Enric Vives y los obispos de las diócesis de Girona, Lleida, Vic, Terrassa y Tortosa. La celebración también contó con una representación de las diversas Iglesias diocesanas entre las que asistieron los vicarios generales y episcopales, los padres abades de Poblet y Montserrat y la abadesa del Monasterio de Vallbona de les Monges; presbíteros, religiosos y religiosas, el párroco de la parroquia ortodoxa rumana de San Calínico y de San Fructuoso de Tarragona y miembros que participaron en el Concilio Provincial de 1995, entre otros.
Pese a las restricciones del momento presente a causa de la pandemia, la celebración fue ampliamente seguida a través de la web del Arzobispado de Tarragona y de las redes sociales. Se inició con procesión de entrada con el traslado de la arqueta que contienen las reliquias de los santos mártires desde la capilla de San Fructuoso hasta el presbiterio, donde fueron colocadas. El Coro y Orquesta de los Amigos de la Catedral sostuvieron los cantos de la eucaristía que contó, como es tradición en el Pontifical de San Fructuoso, con la lectura abreviada de la Passio Fructuosi y la veneración de las reliquias, este año adaptada a las medidas sanitarias.
El legado del Concilio, una ocasión para renovar la Iglesia
El arzobispo Joan Planellas, en la homilía, recordó las palabras de los obispos predecesores en el Decreto de promulgación donde calificaban al Concilio como un «don de Dios» y un «tiempo de gracia». «Su legado», subrayó, «sumamente actual pese al tiempo transcurrido, quisiéramos que fuera releído, recibido, interiorizado y explicitado con una adecuada recepción. Queremos que el Concilio Tarraconense se convierta en una pauta de referencia en nuestro presente y futuro eclesiales». Asimismo, constató que "el trabajo del Concilio Provincial fue una búsqueda de signos de respuesta a la pregunta hecha al Espíritu" con un tema como denominador común, la evangelización. «El primer secreto para la evangelización es la conversión personal y, por este camino, la purificación y la vitalización de las instituciones y de los servicios eclesiales», puntualizando que esta conversión es necesaria en el marco de unas circunstancias y tradiciones, y de un talante específico.
Citando el documento que más tarde presentarían los obispos al final de la celebración, Planellas puso énfasis en la consolidación de la unidad pastoral de las diez Iglesias diocesanas con sede en Cataluña, vivida con espíritu de comunión y coordinación pastoral, para que las decisiones que se vayan tomando en medio de las vicisitudes ». En este camino de comunión y de fomento del sentido de pertenencia, concepto recogido también en la última Encíclica del papa Francisco, Fratelli tutti, el prelado afirmó que es necesario buscar el diálogo y apostar por una cultura del encuentro «para que no se desnaturalice nuestra historia o se niegue aquel sentimiento de pertenencia auténtico y natural que es la Torras y Bages». «Enviamos, pues, a nuestras Iglesias, a las diversas instancias sociales y al mismo mundo de la política ese espíritu», subrayó.
Cardenal Omella: «Debemos seguir consolidando los objetivos del Concilio Tarraconense sin miedo»
En el marco de esta celebración, los obispos de las diócesis con sede en Cataluña han hecho público un documento para recordar el Concilio Provincial Tarraconense y alentar a las comunidades cristianas bajo el título «Espíritu, ¿hacia dónde guías nuestras Iglesias? A los 25 años del Concilio Provincial Tarraconense de 1995». «Con este texto los obispos invitamos a los cristianos de las Iglesias que peregrinan a Cataluña a tener una mirada agradecida al pasado, un vivo deseo de compromiso con el presente que nos toca vivir y una mirada esperanzada al futuro», expresó el cardenal Joan Josep Omella en la presentación del Documento. el Espíritu Santo, que mueve toda la actividad en la Iglesia». El arzobispo de Barcelona, en nombre de todos los obispos de las diócesis con sede en Catalunya, manifestó que es necesario seguir consolidando los objetivos del Concilio Tarraconense sin miedo, y «avanzar decididamente en la implementación de las medidas necesarias para pasar de los deseos a la realidad». En esta línea, el cardenal remarcó la necesidad de renovar el lenguaje teológico, espiritual y pastoral, y vivir una corresponsabilidad eclesial auténtica, con un protagonismo real del laical eclesial.