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Oficina de Comunicación del Obispado de Girona

Viernes 27 de Agosto de 2021

Carta semanal del obispo Francisco (29/08/2021): «No nos olvidemos de dar gracias, respetar y amar»

Termina agosto, y esta semana empieza para muchos de nuevo lo que llamamos «la vida ordinaria y normal». Por eso he pensado en la necesidad de expresar con palabras algunas de las actitudes para manifestar el reconocimiento y el cariño a los demás. El mandamiento del amor a menudo se manifiesta de una forma sencilla y humilde, pero importante. He aquí algunas expresiones que no podemos olvidar o que debería recuperarse.

Muchas gracias. Es muy importante dar gracias porque muestra que somos conscientes de lo que recibimos y de quien lo recibimos. Gracias por la vida, gracias por la mañana, por las personas que he encontrado y me han saludado. Gracias por aquellos que velan por mí o de los que recibo un “buenos días”, o unas palabras de cariño, de consuelo; por los que me han ofrecido una sonrisa... Damos gracias a Dios dándonos cuenta de sus «regalos» de cada día. Incluso en los días que nos parecen más oscuros porque también se nos dan fuerzas para afrontarlos.

Y gracias a las personas. ¿Ha pensado alguna vez qué sería de nosotros sin las personas que nos apoyan, que piensan en nosotros, en tantos profesionales, servidores...?

Seamos agradecidos y recibiremos agradecimiento, porque «caeremos en gracia».

Buenos días, buenas tardes, buenas noches. Los buenos deseos también se transmiten con sencillas palabras. El saludo es reconocimiento, es deseo y, al mismo tiempo, compromiso de hacer todo lo que esté en nuestra mano para que ciertamente sea un buen día o una buena noche para la persona que saludamos.

El saludo, si es sincero y va acompañado por una sonrisa, es esencial para una convivencia educada y pacífica. Y esforzarse por conseguir una buena convivencia es una manera de amar. No olvidemos que el amor a Dios ya los demás es el resumen del Evangelio, el nuevo mandamiento.

Por favor. Así expresamos a la persona o personas que todos nos necesitamos. Es un reconocimiento de nuestras limitaciones y necesidad de ayuda pero no es sumisión. Una persona a la que yo atendía en los últimos momentos de su vida me dijo con toda lucidez: «he intentado ser un favor para quienes han estado a mi alrededor, pero quizá a menudo no lo he conseguido. Pido perdón porque ahora espero que Dios me muestre su favor». Siempre será signo de humildad y nunca de humillación.

Te quiero. Cuesta con frecuencia decirlo sinceramente y con el verdadero sentido que tiene el amor, que es donación, servicio, interés, compromiso. Deseamos sentirlo de los demás o del otro, pero cuesta cuando no quieres conseguir ningún beneficio.

No iremos diciendo a todo el mundo que le amamos, pero pensamos en los más cercanos, en quienes hacen camino de la vida con nosotros. Los esposos piense en ello; los padres e hijos y abuelos y hermanos, también. No creemos que «ya lo saben...».

Te felicito. Alegrarse sinceramente de cualquier hecho que afecta a una persona y desearle felicidad es un reconocimiento que se agradece y se valora. Sin embargo, el deseo es también compromiso para que sea verdad.

Y ahora pensamos en la oración de la mañana o de la noche. Si aprendiéramos a dar gracias a Dios, a sentirnos amados por él y decirle que le amamos; si le pedimos un buen día y una buena noche, que nos dé sus favores, especialmente la capacidad de amar, al tiempo que descubrimos la verdadera felicidad que Jesús nos propone... el día a día del nuevo curso será «buena noticia».

Francisco Pardo
Obispo de Girona

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