"Alegrémonos todos en el Señor al celebrar la fiesta de Santa María Virgen. También los Ángeles se alegran en su solemnidad y dan alabanza a nuestro Dios". Con este canto empezó, ayer miércoles, 8 de septiembre, la celebración de la Virgen de Gracia y Bell-ull, en el claustro de la Catedral de Girona. Oficiaron la liturgia y la Eucaristía los canónigos Mn. Pedro Bellvert, Mn. Joan Baburès y Mn. Juan Naspleda. La Capilla de la sede acompañó en la parte musical. Los fieles se situaron en torno al altar emplazado en el centro del jardín claustral.
En su homilía, Mn. Pere Bellvert, evocó la figura del cardenal vietnamita Nguyen Van Thuan, obispo de Saigón, que tras ser detenido y encarcelado por las autoridades del régimen comunista de su país, en 1975, restaría trece en prisión, nueve de ellos en régimen de aislamiento. Al ser liberado se exilió en Roma en 1991. El Papa le pidió que dirigiera los ejercicios espirituales del Vaticano en el año 2000. En una de sus intervenciones, Van Thuan citó el texto evangélico de la genealogía de Jesús, que se había proclamado en la celebración de los momentos antes, memoria de hasta catorce generaciones, y cómo haciendo el seguimiento de las más de cuarenta de Jesús se manifiesta cómo Dios se va abriendo en la historia de la humanidad. En este sentido, señaló que esta genealogía, que puede parecernos larga, culmina en José, y que nos señala que Jesús es Hijo de Dios por naturaleza, así como que su Madre es el ejemplo total de la disponibilidad a la acción divina, convirtiéndose en la gran discípula.
Como es tradición, finalizada la misa, y después de una breve procesión por el claustro, en el altar de la Virgen de Gracia y de Bell-ull se hizo la bendición de las hierbas aromáticas tras el canto de la Salve Regina, las cuales fueron repartidas entre los fieles asistentes.
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