Ésta es una pregunta que siempre debemos hacernos, y más para vivir la próxima Navidad, en la perspectiva de iniciar un nuevo año y para confiar en el Evangelio de Jesús.
De hecho, la pregunta ya fue dirigida a Juan Bautista por aquellos que escuchándolo se daban cuenta de que había que hacer algo para prepararse para el acontecimiento que él anunciaba: la llegada de quien iba a venir, el Mesías. Y Juan no contesta con generalidades, sino que concreta pensando en aquellos que tienen de todo, comida y vestido; no tiene temor a indicar a los cobradores de impuestos que no sean «corruptos», con una expresión muy actual. También los guardas, los policías de su tiempo, son objeto de sugerencias concretas.
Todos deberíamos responder a la pregunta. Pero yo me atrevo, con riesgo, a proponer humildemente algunas indicaciones para ayudar y animar a responder concretamente.
- Si ya eres cristiano pero tienes como dormida tu fe para que no rezas, no celebras la Eucaristía habitualmente y no experimentas la alegría de serla, anímate nuevamente a vivir el amor de Jesús por ti y su deseo de que seas feliz. Pide sinceramente: Señor, ¡ayúdame a vivir mi fe!
- Si tienes los bienes necesarios para vivir tú y tu familia con dignidad y necesidades cubiertas, piensa en todos los que no pueden tener aseguradas la alimentación, la vivienda, o la electricidad, por no tener trabajo o la documentación para trabajar y que necesitan ayuda. Colabora con Cáritas u otras ONG de confianza.
- Si estás casado hace más o menos años, vuelve a recordar y valorar el amor que te ha unido a tu pareja. Que, para ti, el marido o la esposa sea un don, un maravilloso regalo. Renueve la comunicación, la valoración de todo lo que ha vivido, que la rutina y los años den más poso a su matrimonio.
- Si eres abuelo o abuela y te parece que ni los hijos ni los nietos te tienen suficientemente en cuenta, y que sólo te quieren hacer de canguro, cambia tu percepción. Has dado tu vida por los tuyos, y ahora debes ayudar a crecer a los nietos, aunque te parezca que no te lo agradecen; seguro que te aman y valoran; y, al menos, debes seguir haciendo lo que siempre has hecho: dar sin esperar recompensa.
- Si ejerces una profesión liberal, de servicio a las personas, seas un buen profesional y justo en el cobro de los servicios.
- Si eres trabajador se responsable del trabajo encomendado y solidario con tus compañeros.
- Si eres empresario y quizás debido a la crisis de la COVID-19 tienes datos objetivos para reducir la plantilla, haz un esfuerzo por mantenerla, a pesar de que el resultado económico del ejercicio sea temporalmente deficitario.
- Si eres hijo o hija, no puede que en casa sea una pensión de las tres B: buena, bonita y barata; es necesario que seas responsable del hogar donde vives.
- Si eres el obispo, o cura, o religioso/religiosa... renueva tus compromisos. No los veas como una carga pesada, sino con la convicción de que es la mejor manera de vivir, que tú has escogido y que te haga feliz.
- A todos se nos urge preguntarnos cómo preparamos la fiesta del nacimiento de Jesús para que no sea sólo un recuerdo, sino para que verdaderamente nazca de nuevo en nuestra vida y en la vida de nuestras familias.
¡Nos quedan quince días para prepararnos!
Francesc Pardo Artigas,
Obispo de Girona