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Oficina de Comunicación del Obispado de Girona

Viernes 31 de Diciembre de 2021

Carta semanal del obispo Francisco (2/01/2022): «Navidad desde el nuevo año y desde la fiesta de Reyes»

Esta semana he pensado de nuevo en la Navidad de Jesús, pero desde el inicio de un nuevo año y desde la fiesta de la Epifanía o de Reyes.

Estos días decimos y oímos decir: «¡buen año!», «¡feliz año!». Ciertamente es un deseo, y hacemos bien en deseárnoslo, pero debería también ser un compromiso de cada uno: «Yo haré todo lo posible para que para ti sea un buen y feliz año».

Ahora bien, para conseguir este compromiso no es suficiente con la buena voluntad. Hay que buscar ayudas y –quizás– es necesario renovar algunas actitudes.

¿Podemos prescindir de Dios para afrontar los retos del año que empezamos?

Por eso procede la bendición que los sacerdotes ofrecían al pueblo de Israel en el inicio de un nuevo año: «Que el Señor te bendiga y te guarde, que el Señor te haga ver la claridad de su mirada y se apiade de ti; que el Señor gire hacia ti la mirada y te dé la paz».

Sólo contando con Dios, con su bendición, con su amor que perdona y nos fortalece por amar siempre con su luz y paz, podemos afrontar un nuevo año. Y desde la fiesta de Reyes o de la Epifanía.

Llevo años preguntándome: ¿por qué tantos niños que admiran la representación de la narración evangélica del Reyes no llegan hasta Jesús y sólo se quedan en los personajes y en los regalos?

Cuando yo era párroco de mi primera parroquia, los Reyes, con su séquito, después de pasar por el Ayuntamiento llegaban a la iglesia parroquial, entraban y se acercaban a venerar la imagen del niño Jesús. Yo les dirigía un breve saludo y hacíamos una oración. Al terminar y despedirlos, el Rey negro siempre nos dirigía unas palabras: «Hasta aquí queríamos llegar, hasta encontrar a Jesús, tal y como hicimos la primera vez. Si no fuera así no necesitamos salir de casa». Y a mí, en la oreja, me decía: «Ya ve: pasamos por los palacios... pero nuestro destino es la cueva. Ya me entiende».

En ese momento hay que explicar el porqué de la representación y dónde terminó la primera comitiva de los Reyes. No se acabó en el palacio de Herodes, no se acabó en el centro de Jerusalén, sino en el lugar donde estaba el niño con su madre para adorarle y reconocerle con los dones de oro, incienso y mirra.

Al menos nosotros, curas, pero también padres, abuelos, educadores y –¿por qué no?– los locutores de las cabalgatas de los Reyes.... sí que tendríamos que contarlo y comentarlo. Es necesario hablar de Jesús y de su nacimiento.

Al menos, cada uno a nuestro modo, debemos explicar que Jesús nació porque Dios nos ama tanto que se ha querido hacer uno de nosotros. Así lo podemos escuchar, podemos sentirlo cerca de nosotros, y saber qué nos quiere ofrecer si nosotros lo acogemos.

Ésta es la gran noticia de Navidad. Éste es el canto de los ángeles, como mensajeros de Dios, anunciando la gran alegría para todo el pueblo, y también para nosotros.

Ésta es la causa de la alegría de Navidad y de Reyes, una alegría que es un don y que queremos manifestar y compartir en medio de las preocupaciones y sufrimientos, y por eso nos hacemos los regalos de Reyes.

¿Seremos capaces de explicarlo?

¡Una buena fiesta de Reyes junto a Jesús!

Francesc Pardo Artigas
Obispo de Girona

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