
Ayer domingo, 12 de junio, con motivo de la Jornada Pro Orantibus que la Iglesia dedica a las personas que llevan a cabo una vida contemplativa, religiosos y religiosas se encontraron en el monasterio de Sant Daniel de Girona. La delegada de la Vida Consagrada, Pilar Pina, manifestó que "la vida contemplativa como expresión del amor radical a Dios es presencia, luz y testimonio evangélico" y añadió que "es también para el Pueblo de Dios una gracia con la que el Señor bendice a cada generación cristiana".
La convocatoria se basó en momentos de escucha, admiración y contemplación. En otro instante, la profesora Carme Panella contó la historia y vida del monasterio que acogía el encuentro, ya continuación se rezó conjuntamente la oración de vísperas. Se acabó con una danza de contemplación y una merienda entre todos los asistentes. Según Pilar Pina, la vida consagrada es un "gran mosaico en comunión con la Iglesia que vive con un espíritu sinodal, sin miedo, con creatividad y diálogo constante".
Fotografía: Àngel Almazan