
«Caminando en esperanza». Éste es el lema con el que la Iglesia celebró, ayer jueves, 2 de febrero, la Jornada de la Vida Consagrada, coincidiendo con la fiesta de la Presentación del Señor, también conocida por la Candelaria. En nuestra diócesis, decenas de consagrados y consagradas lo celebraron juntos en una misa en la iglesia de Santa Susanna del Mercadal organizada por la Delegación de Vida Consagrada y presidida por el administrador diocesano, Mn. Lluís Suñer.
En su homilía, Mn. Luis puso de ejemplo la figura de Simeón y pidió tenerlo de patrón: «Un hombre de edad avanzada que fue capaz de maravillarse de algo nuevo y que hasta el final de la vida supo esperar a El Salvador, y finalmente lo encontró». Y señaló, recordando el lema de la jornada, que «una persona de esperanza anda en la esperanza».
Seguidamente dirigió esta pregunta a los presentes: «¿Somos capaces de maravillarnos por lo positivo y bueno que la vida nos lleva y que nos abren a la esperanza? ¿Caminamos en la esperanza?». «La espiritualidad del viejo Simeón es el espíritu de apertura a todo lo novedad que la vida nos presenta, es el espíritu que todo lo renueva, que se abre cada mañana con ilusión y esperanza», remarcó.
Por último, y en referencia a la fiesta de la Candelaria, manifestó que «Cristo se nos presenta como luz que nos hace andar en la esperanza y nos espolea a ser luz para los demás».