El monasterio de Solius acogió, la tarde de ayer domingo, 10 de diciembre, la jornada de entrada en el catecumenado de once jóvenes y adultos de la diócesis, del total de los trece inscritos este año. Provienen de las parroquias de Arenys de Mar, Banyoles, Blanes, Calella, Figueres, Gerona, La Bisbal de Empordà, Lloret de Mar, Olot, Roses y Torroella de Montgrí, y en los últimos meses han empezado a prepararse para recibir los sacramentos de la Iniciación Cristiana. Se contó también con la participación de los padrinos y los curas que les acompañan en su camino hacia el bautismo, así como la comunidad cisterciense.
El programa incluyó un pequeño receso dirigido por Mn. Juan M. Amich, delegado diocesano para el Catecumenado, bajo el título "La llamada de Jesús a seguirle y nuestra respuesta". También se ofreció una reflexión sobre el sentido y los signos del paso que daban ese día. Seguidamente, se celebró la celebración del rito de entrada al catecumenado, como momento central del encuentro.
El catecumenado
El rito de la entrada en el catecumenado expresa la acogida por parte de la Iglesia de quienes han aceptado el anuncio del Evangelio y han sido movidos a la conversión inicial. A partir de ese momento los catecúmenos son ya de “la casa de Cristo”: son alimentados por la Iglesia con la Palabra de Dios y favorecidos con las ayudas litúrgicas.
San Agustín, profundiza en la pertenencia de los catecúmenos a Cristo ya la Iglesia: No habéis renacido todavía por el Bautismo sagrado, pero ya por la señal de la cruz habéis sido concebidos en el seno de la madre Iglesia. Por la firma y la unción catecumenal, entre otros ritos iniciales, el nuevo converso comienza a ser catecumen, pero no “fiel”, porque no ha recibido todavía el sacramento de la fe, el Bautismo.
Oficialmente, el catecumenado quedó instituido
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