
La Catedral de Girona acogió, el domingo 19 de mayo, una doble celebración: el recibimiento de los sacramentos de la iniciación cristiana por parte de 13 catecúmenos y la confirmación de 92 adultos. «Que este compromiso vuestro de hoy sea semilla de esperanza para nuestro mundo y su vida», afirmó el obispo en la homilía.
Homilía entera:
«Cuando vendrá el Espíritu (...) vosotros también dará testimonio», nos ha venido a decir san Juan en el Evangelio. Fe y testimonio va intrínsecamente ligados. La fe no es por vivirla a tiempo parcial, por vivirla en privado; la fe es para vivirla en plenitud veinticuatro horas al día, siete días a la semana, trescientos sesenta y cinco días al año. En todo momento y en cualquier ocasión debemos querer vivir haciendo el bien y evitando el mal, debemos querer vivir evitando discordias, enemistades, sectarismos o envidias y tratando de amar, de ser pacientes, de ser bondadosos, mansuetos y sobrios. Hoy queridos hermanos y hermanas han establecido entrega un compromiso con Cristo. No es un compromiso cualquiera. Es un vínculo que debe llenar de sentido toda nuestra vida y hacernos exclamar como el apóstol Pablo «para mí vivir es Cristo» (Flp 1,21). Esté ciertos de que ha tomado la opción correcta, de que ha optado por la mejor de las opciones de vida: la de vivir en Cristo y por Cristo.
Con esta certeza vivido con sinceridad su fe, no os avergüence nunca de seguir a Cristo y tener por objetivo cumplir su doble mandamiento: amar a Dios y al prójimo. No tengáis por amar a Dios en todo momento, en toda ocasión. El es el único señor al que val la pena servir, al que val la pena entregarse. Ninguno de los objetivos humanos: los dineros, el poder o la posesión de bienes son verdaderos instrumentos para alcanzar nuestro pleno desarrollo como seres humanos. Dios que nos ha hecho en su imagen y semejanza nos quiere fieles a esta imagen que marca toda nuestra existencia. Seamos fieles a esa imagen, tratemos de no desvirtuarla con nuestras faltas y nuestros pecados, pero si caemos en ellos, que caeremos sin duda, no desesperaremos nunca de la misericordia de Dios y acudamos a El una y otra vez, porque siempre nos recibirá con los brazos abiertos, un sonrisa en la boca y la palabra perdón en. Podemos pensar que la vida del cristiano, la vida de fe, no es fácil vivirla en nuestros tiempos. Pero siempre merece la pena vivirla y querer vivirla con la máxima plenitud, intensidad y fidelidad.
No tenga miedo, no tengamos miedo a nosotros abrir las puertas de nuestros corazones a Cristo. Dejémonos empaparnos de su amor y de la fuerza del Espíritu. Vivir sintiéndonos amados por Cristo y llenos del Espíritu Santo es vivir en plenitud y no puede haber mejor regalo. Y vivir una vida de fe es ser testigos de Cristo en el mundo, testigos de su esperanza. De la esperanza que no cede frente a las dificultades; porque se fundamenta en la fe y se nutre de la caridad, y de esta forma hace posible que sigamos adelante en la vida, como se llama el Papa Francisco en la bula de convocatoria del jubileo para el próximo año 2025.
Hoy queridos hermanos y hermanas os incorporáis por el bautismo a la Iglesia de Cristo y su compromiso con esta Iglesia se va a fortalecer por el sacramento de la confirmación.
Profesar la fe no es adherirse a una ideología o entrar en un club o asociación, la fe es una opción de vida, una opción integral que abarca todos los ámbitos de nuestra vida y la transforma. No podría ser de otra forma ya que la fe es contactar directamente con Cristo. Que este compromiso vuestro de hoy sea semilla de esperanza para nuestro mundo y su vida, la vida de todos los creyentes, sea una vida de testimonio de Cristo ante quienes nos rodean. Sólo así seremos verdaderamente evangelizadores, verdaderamente cristianos.
Fotografías: Àngel Almazan