
El obispo de Girona, fray Octavi Vilà, presidió ayer domingo, 29 de septiembre, la tradicional Misa de Alba en la playa de Sa Palomera de Blanes, que sirve para despedir el verano y dar el pistoletazo de salida al nuevo curso pastoral de las tres parroquias de la ciudad. Participaron un total de 400 personas. Concelebraron los párrocos Mn. Enric Roura y Mn. Josep Perich, así como del P. Anastasi, de la congregación de los Hijos de la Sagrada Família. Una barca hacía de altar.
La misa se inició a las 7 de la mañana, cuando salen los primeros rayos del sol. Un motivo que aprovechó el obispo en la homilía para definirlo como un “signo de esperanza, un símbolo de la resurrección de Cristo, que cada domingo recordamos y celebramos de forma especial”. Invitó a apreciarlo: "la vida, la naturaleza y la luz del sol son regalos; quizás de tanto verlos no nos damos cuenta y ya no los valoramos. Somos a menudo una sociedad acostumbrada a tener de todo y tan sólo cuando lo echamos de menos nos damos cuenta de su importancia".
Citó las siguientes palabras del obispo Pedro Casaldáliga: "Si no hablara de Dios y de Jesús a su Hijo, me sentiría un traidor a mí mismo, mudo, muerto. Salvadas las apostólicas distancias, ¡ay de mí si no evangelizo!, ¡ay de mí si hiciera poesía no evangélica, no ev." Pidió formar parte de la Iglesia a pesar de que ésta esté afectada "por tantos problemas y por tantas deslealtades". Para nuestro obispo, "esto no debe hacer desfallecer nuestra voluntad de ser parte". El obispo comparó a los fieles de la Iglesia con piedras vivas: "solo no somos nada, acabamos por ser unos granos de arena que quedan a merced del viento o del oleaje; juntos compactados somos como una escollera que aguanta el embate de las olas, por más fuertes que sean, y resiste el temporal".
Invitó a los presentes a vivir con esperanza: "Sin esperanza no hay vida. Puede haber supervivencia, pero una vida sin ilusión, sin esperanza está vacía y está más muerta que viva. Cada nuevo amanecer es una invitación a la esperanza, la oscuridad y la noche desaparecen y todo vuelve a tener color, a tener vida". Y citando las palabras del papa Francisco, es necesario que la esperanza "nos ayude también a recuperar la confianza necesaria -tanto en la Iglesia como en la sociedad- en los vínculos interpersonales, en las relaciones internacionales, en la promoción de la dignidad de toda persona y en el respeto de la creación". Aprovechando el nombre que recibe la misa, fray Octavio espoleó que seamos “un nuevo amanecer, anuncio de un mundo nuevo y mejor, aquel que Cristo anuncia”.
La Misa de Alba es organizada desde el año 2004 por las tres parroquias de Blanes: Santa María, Sagrada Familia y Santa Teresa. Mn. Enric Roura, párroco de la parroquia de Santa María, la define como una "misa diferente, el marco ayuda mucho. La oración y la contemplación se refuerzan con la salida del sol".