bisbat de girona
imatge fons top

Noticias

Oficina de Comunicación del Obispado de Girona

Viernes 31 de Enero de 2025

Unas letras del obispo (2 de febrero): Nunca se movía del templo y daba culto a Dios día y noche con ayunos y plegarias

«Nunca se movía del templo y daba culto a Dios día y noche con ayunos y plegarias» (Lc 2,37)

Este año jubiló 2025 la fiesta de la presentación del Señor cae en domingo. De esta forma podemos celebrarla más intensamente, fijando un poco más la atención en este episodio de la infancia de Jesús que nos relata el evangelista san Lucas. María y José, con Jesús, cumplen lo que prescribe la ley del Señor y presentan al niño en el templo. Una nueva escena de la normalidad con la que esta familia sagrada vivía su fe, con el cumplimiento de todo lo que prescribía la ley de Dios. Allí, en el templo, la vida de Jesús se entrecruza con la de dos personas que esperan la hora de la consolación, que esperan al Mesías y ambos lo hacen dedicados al culto ya la oración.

De ahí que cada dos de febrero la Iglesia recuerde de forma especial a todos aquellos que han consagrado su vida al servicio del Señor y de la Iglesia desde la vida consagrada. Este año la Iglesia ha definido esta jornada de la vida consagrada con el lema: «Peregrinos, sembradores de esperanza.» Todos los creyentes andamos desde la esperanza y todos estamos llamados a sembrarla en nuestro entorno. Sin embargo, algunos han hecho de esta misión el centro de toda su vida, como Anna, dedicados noche y día a esta tarea desde el servicio a los que más necesitan que les sirvan, desde la contemplación, desde la predicación y desde tantos carismas diversos y al mismo tiempo enriquecedores.

La Iglesia es comunidad, como escribía san Pablo, y así como el cuerpo no consta de un solo miembro, sino de muchos, y Dios ha distribuido en el cuerpo a cada uno de los miembros de la forma que le ha parecido; el resultado es que, si los miembros son muchos, el cuerpo es uno solo. También de forma análoga nosotros formamos el cuerpo de Cristo y si cada uno es un miembro, todos formamos este cuerpo que es la Iglesia donde Dios nos ha puesto a todos en un lugar determinado. (Cf. 1Co 12,14-31). A estas funciones o servicios nos llama siempre el Señor, y por tanto, aunque las vocaciones sean diversas, el servicio es uno solo. Todos servimos a Cristo, unos con la vocación matrimonial y familiar, otros con la vocación presbiteral, diaconal o como ministros de la Palabra; unos sirven a los enfermos, otros educan a los niños, unos llevan una vida de trabajo y de oración, otros hacen apostolado, y así hasta formar un solo cuerpo.

La vida consagrada es un don para la Iglesia, lo enriquece y lo revuelve; los consagrados son verdaderamente peregrinos y sembradores de esperanza.

+ fray Octavio,
obispo de Girona

Buscar
Historial
imatge fons bottom