
Este pasado martes 18 de marzo se celebró el 141 aniversario de la muerte de Maria Gay, fundadora de la comunidad de las Religiosas de San José de Girona. El obispo fray Octavi fue invitado la mañana a visitar las instalaciones del Centro Geriátrico Maria Gay de Girona, donde pudo hablar e interesarse por los internos. Después, presidió la misa en la iglesia del centro. Destacó la figura de María Gay por su servicio desde la humildad: “Fue justa y ayudó a los oprimidos por la enfermedad, quiso obedecer al Señor y lo hizo dando lo mejor de sí misma a los demás, a los enfermos”. Dirigiéndose a las religiosas de la congregación, el obispo afirmó que "El carisma de servicio estaba bien presente en su fundadora y lo es también hoy entre vosotros. Un servicio humilde, discreto; un servicio en definitiva de los que gustan al Señor, sin anuncios espectaculares, pero dado de corazón, desde lo más profundo de vuestros corazones". Hizo también una analogía entre la figura de San José, el santo al que está dedicada la congregación, y la humildad: “San José era tan humilde que se comunicaba con Dios en sueños, como si no se atreviera o no se considerase digno de hacerlo cara a cara. un instrumento en manos de Dios”. Finalmente, alentó a las religiosas a continuar la tarea: "Vosotros, como nos pide a todos juntos el papa Francisco por esta Cuaresma, ya camina juntas en la esperanza, en la esperanza de dar esperanza a los demás".
Maria Gay i Tibau nació en Llagostera en 1813 y murió en Girona en 1884. Fundó la congregación de las Hermanas de San José de Girona, llamadas popularmente “veladoras”, en 1868 destinada a acompañar a los moribundos, enfermos y gente mayor pobre. Actualmente, se dedican también al mundo de la enseñanza, sanitaria y pastoral, en doce países. La comunidad en nuestra diócesis está presente en Banyoles, Cassà de la Selva, Figueres, Girona, Malgrat de Mar, Olot y Solius.
Maria Gay está en proceso de canonización. En 2013 el papa Francisco la declaró "venerable". Un próximo paso, antes de llegar a ser declarada Santa, será la beatificación. Por eso es necesario que se apruebe un milagro concedido por su intercesión.
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