
Un millar de jóvenes peregrinos del Arzobispado de Madrid han pernoctado, este lunes, 4 de agosto, en el pabellón de Cervià de Ter, de camino de regreso de Roma, donde han participado en el Jubileo de los Jóvenes, un encuentro que ha reunido a más de un millón de chicos y chicas católicos de todo el mundo y en el que hay papá.
A Cervià de Ter llegaron alrededor de las 9 de la noche. Cenaron y compartieron un velatorio de oración. Ya hoy por la mañana, asistieron a una misa en la explanada del lado del monasterio, que estuvo presidida por el obispo de Girona, fray Octavi Vilà, y en la que concelebraron una treintena de curas, la mayoría de los cuales de Madrid. Una vez terminada la celebración se han trasladado hasta los autobuses para llegar ya a Madrid después de una semana de peregrinaje.
En la homilía, fray Octavi les ha alentado a "recoger el fruto de esta experiencia eclesial". "No puede reducirse todo a una simple fiesta, ya que es Cristo quien nos ha convocado", ha dicho, y ha añadido que "hemos caminado como peregrinos y ahora es el momento de volver a sus lugares de origen para seguir siendo peregrinos y evangelizadores". "Vuestra misión y vocación debe ser evangelizar, ser testigos de Jesucristo en medio de nuestro mundo", remarcó, y recordó también que "lo único que puede liberarnos es Cristo. Pongamos toda nuestra esperanza en él, porque él es la esperanza que no defrauda".
El voluntariado de la acogida de los peregrinos ha corrido a cargo de la Delegación de Jóvenes del Obispado y de las parroquias de Cervià de Ter y de Sant Jordi Desvalls.