Jubileo en la Misericordia de Canet: El obispo invita a tener un reencuentro con Dios para recuperar la esperanza

Este pasado domingo, 21 de septiembre, se celebró en el santuario de la Virgen de la Misericordia de Canet de Mar la misa con motivo del Jubileo de la Esperanza. Fue presidida por el obispo, fray Octavi Vilà, y se congregaron feligreses de Canet y de las diversas parroquias de los arciprestazgos del Maresme y la Tordera. Cabe recordar que el santuario de la Misericordia es uno de los templos de nuestra diócesis en el que se puede ganar el jubileo.

En su homilía, fray Octavi recordó que la «maldad, origen de todas las guerras y de todos los conflictos, es tan antigua como la propia humanidad» y que seguimos siendo «verdaderos constructores de disculpas y argumentos justificadores del mal haciéndolo pasar por bien, como vemos cada día en nuestro mundo». Sin embargo, el obispo aseguró que Dios es paciente con nosotros e invitó a tener un reencuentro con Él para recuperar la esperanza: «En tantos momentos de nuestra vida la esperanza decae, porque cuando todo o gran parte de lo que emprendemos no va de la forma que quisiéramos es difícil de mantenerla y la paciencia aún más difícil de practicar».

Fray Octavi habló también del perdón: «Jesús nos enseña que perdonando a los demás podemos llegar a ganar el perdón, a pesar de haber cometido muchas carencias a lo largo de nuestra vida». En este sentido, añadió que «este Año Jubilar debe servirnos para recuperar la capacidad de perdonar para poder ser perdonados». Citando al papa Francisco, manifestó que «perdonar no cambia el pasado, no puede modificar lo que ya ha pasado; y, sin embargo, el perdón puede permitir que cambie el futuro y se viva de forma diferente, sin rencor, ira ni venganza. El futuro iluminado por el perdón hace posible que el pasado se lea con otros ojos, más serenos, aunque estén surcados por las lágrimas.» (Spes non confundido, 23).

Encontrándose en un santuario mariano, el obispo no obvió a María, quien presentó como «modelo de fidelidad, modelo de paciencia, modelo de vida y modelo de esperanza». «Es María, Nuestra Señora y nuestra madre que aquí veneramos bajo la advocación de la misericordia», añadió.

El programa cerró con una merienda de hermandad para todos los asistentes.