El martes 19 de marzo, en la plaza de San Pedro del Vaticano, en la solemnidad de san José, se ha celebrado la Misa de inicio del Pontificado de SS el Papa Francisco. La Eucaristía ha estado presidida por el papa Francisco y concelebrada por los cardenales presentes en Roma, los Patriarcas y Arzobispos Mayores Orientales, el secretario del Colegio Cardenalicio y dos padres generales religiosos, el de los franciscanos menores, P. José Rodríguez, y el de los jesuitas, P. Adolfo Nicol De las diócesis catalanas, han asistido el Cardenal Luis Martínez Sistach, Arzobispo de Barcelona; Mundos. Jaume Pujol, Arzobispo de Tarragona; Mundos. Joan-Enric Vives, Arzobispo-Obispo de Urgell y Copríncipe de Andorra; Mundos. Josep Àngel Saiz, Obispo de Terrassa y Mons. Romano Casanova, Obispo de Vic.
Antes de empezar la Misa, han tenido lugar los ritos específicos de inicio del ministerio petrino: la imposición del palio, la entrega del Anillo del Pescador y el rito de la obediencia de los cardenales.
En la homilía, el Santo Padre Francisco ha empezado recordando a su predecesor Benedicto XVI, del que ha dicho que "le estamos cercanos con la oración, llenos de cariño y gratitud", y ha saludado a los hermanos Cardenales y Obispos, a los presbíteros, diáconos, religiosos y religiosas ya todos los fieles laicos. Ha agradecido la presencia de los representantes de las demás Iglesias y comunidades eclesiales, así como de los representantes de la comunidad judía y otras comunidades religiosas. Asimismo, ha dirigido un cordial saludo a los Jefes de Estado y de Gobierno, a las delegaciones oficiales de muchos países del mundo y al Cuerpo Diplomático.
El Santo Padre ha destacado que la misión que Dios confía a san José es la de ser custodio de Jesús y María, una custodia que después se extiende a la Iglesia. El Papa ha añadido que "San José ejerce esta custodia con discreción, con humildad, en silencio, pero con una presencia constante y una fidelidad total. Vive su vocación con atención constante a Dios, abierto a sus signos, disponible en su proyecto, y no tanto al propio; es custodio porque sabe a escuchar a Dios, se deja guiar por su voluntad, y los acontecimientos. En él vemos cómo se responde a la llamada de Dios, con disponibilidad, con prontitud; pero vemos también cuál es el centro de la vocación: Cristo Guardamos a Cristo en nuestra vida, para guardar a los demás, salvaguardar la creación.
El Santo Padre ha expresado que la vocación de custodiar tiene una dimensión que corresponde a todos: “Es custodiar toda la creación, la belleza de la creación, como nos muestra san Francisco de Asís: es tener respeto por todas las criaturas de Dios y por el entorno en el que vivimos. ocupamos por la creación y por los hermanos gana terreno la destrucción y el corazón se queda árido.”
Finalmente, el Santo Padre ha dicho que el ministerio petrino del obispo de Roma, Sucesor de san Pedro, comporta también un poder, pero nunca debemos olvidar que el verdadero poder es el servicio, y que también el Papa, para ejercer el poder, debe entrar cada vez más en ese servicio que tiene su cima luminosa en la cruz; debe poner los ojos en el servicio humilde, concreto, rico de fe, de san José y, con él, abrir los brazos para custodiar todo el Pueblo de Dios y acoger con cariño y ternura a toda la humanidad, especialmente a los más pobres, a los más débiles, a los más pequeños.
Terminada la Eucaristía, el Papa Francisco ha impartido la bendición apostólica.
19 de marzo de 2013
Solemnidad de San José