El obispo de Girona ha afirmado hoy que la pérdida y el debilitamiento del sentido del pecado es la consecuencia de una sociedad en la que muchas veces prevalece la indiferencia respecto al sufrimiento del otro: “Soy muy consciente, como vosotros, de las dificultades que en los últimos años experimenta parte del pueblo cristiano para celebrar el sacramento del perdón. es conciencia de que somos pecadores de pensamiento, palabra, obra y omisión, y la extensión de una cierta cultura de la irresponsabilidad”.
Mundos. Pardo ha hecho estas declaraciones en el marco de la homilía de la Misa Crismal que ha tenido lugar esta tarde en la Catedral de Girona, en la que también ha recordado que hoy más que nunca es necesario actualizar y actuar con consecuencia con lo que nos plantean las obras de misericordia, como "dar comer, dar beber, vestir, asistir a los enfermos". Hay que acoger – ha dicho – respetando las costumbres, la religiosidad y las peculiaridades de cada uno.
La Misa Crismal es la celebración que tiene lugar cada año el martes de Semana Santa, en la que el conjunto de los curas de la diócesis renuevan las promesas hechas el día de su ordenación. En esta celebración litúrgica también se bendice el aceite de los enfermos y el de los catecúmenos y se consagra el Santo Crisma, que se utiliza para los bautismos, confirmaciones y ordenaciones presbiterales a lo largo del año.
Agradeciendo la dedicación de todos los presbíteros y diáconos de la diócesis, Mons. Pardo ha tenido también unas palabras de reconocimiento por aquellos curas que este año celebran sus setenta y cinco años de ordenación: Mn. Ceferí Borrat; cincuenta años de ordenación: Mn. Josep Barcons, Mn. Jaume Julià, Mn. Enric Sala y Mn. Josep Sarola (+); y veinticinco años de ordenación: Mn. Juan Boadas.
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