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Oficina de Comunicación del Obispado de Girona

Jueves 30 de Abril de 2020

Mes de mayo: Carta del Papa sobre el Rosario y dos plegarias a la Virgen

Ésta es la versión catalana de la Carta del Santo Padre Francisco del 25 de abril de 2020 y las dos oraciones a la Virgen que envía a todos los fieles para el mes de mayo de 2020.

CARTA DEL SAN PADRE FRANCISCO a todos los fieles para el mes de mayo de 2020

Estimados hermanos y hermanas:

Se aproxima el mes de mayo, en el que el pueblo de Dios manifiesta con particular intensidad su amor y devoción a la Virgen. En este mes, es tradición rezar el Rosario en casa, con su familia. Las restricciones de la pandemia nos han obligado a valorizar esta dimensión doméstica, también desde un punto de vista espiritual.

Por eso, he pensado proponeros a todos que redescubramos la belleza de rezar el Rosario en casa durante el mes de mayo. Usted puede elegir, según la situación, rezarlo juntos o de manera personal, apreciando lo mejor de ambas posibilidades. Pero, en cualquier caso, existe un secreto para hacerlo: la sencillez; y es fácil encontrar, incluso en Internet, buenos esquemas de oración para seguir.

Además, os ofrezco dos textos de oraciones a la Virgen que podéis recitar al final del Rosario, y que yo mismo diré durante el mes de mayo, unido espiritualmente a vosotros. Los adjunto a esta carta para que estén a disposición de todos.

Estimados hermanos y hermanas: contemplar juntos el rostro de Cristo con el corazón de María, nuestra Madre, nos unirá aún más como familia espiritual y nos ayudará a superar esta prueba. Rezaré por vosotros, especialmente por los que más sufren, y vosotros, por favor, ruega por mí. Os lo agradezco y les bendigo de corazón.

Roma, en San Juan de Letrán, 25 de abril de 2020. Fiesta de san Marcos, evangelista.

FRANCESC

Oración 1

Oh María, usted resplandece siempre en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza.

Nosotros nos confiamos a Ti, Salud de los enfermos, que cerca de la cruz fue asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme vuestra fe.

Usted, Salvación de todos los pueblos, sabéis de qué tenemos necesidad y estamos seguros de que proveeréis, para que, como en Caná de Galilea, pueda devolver la alegría y la fiesta después de este momento de prueba.

Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos con la voluntad del Padre ya hacer lo que nos dirá Jesús, que ha tomado sobre ellos nuestros sufrimientos y ha cargado nuestros dolores para conducirnos, a través de la Cruz, a la alegría de la Resurrección. Amén.

Bajo tu manto nos ampararemos, Santa Madre de Dios; escucha nuestra oración en toda necesidad y apartanos siempre de los peligros, Virgen, gloriosa y bendita.

Oración 2

«Bajo tu manto nos amparamos, Santa Madre de Dios».

En la dramática situación actual, llena de sufrimientos y angustias que oprimen el mundo entero, acudimos a ti, Madre de Dios y Madre nuestra, y buscamos refugio bajo su protección.

Oh Virgen María, gire hacia nosotros sus ojos misericordiosos en esta pandemia de coronavirus, y console a quienes se encuentran confundidos y lloran por la pérdida de seres queridos, a veces enterrados de una manera que hiere el alma. Sostenga a aquellos que están angustiados porque, para evitar el contagio, no pueden estar cerca de las personas enfermas. Infunde confianza a quienes viven en el temor de un futuro incierto y de las consecuencias en la economía y en el trabajo.

Madre de Dios y Madre nuestra, implorad al Padre de misericordia que esta dura prueba acabe y que volvamos a encontrar un horizonte de esperanza y de paz. Como en Caná, intercedéis ante tu Hijo Divino, pidiéndole que consuele a las familias de los enfermos y de las víctimas, y que abra sus corazones a la esperanza.

Proteja a los médicos, enfermeros, personal sanitario, voluntarios, que en este periodo de emergencia combaten en primera línea y arriesgan sus vidas para salvar a otros. Acompañe su heroico esfuerzo y concédales fuerza, bondad y salud.

Manténgase junto a los que asisten, noche y día, a los enfermos, ya los presbíteros que, con solicitud pastoral y compromiso evangélico, procuran ayudar y sostener a todos.

Virgen Santa, ilumine el entendimiento de los hombres y mujeres de ciencia, para que encuentren las soluciones adecuadas y se venza este virus.

Asista a los líderes de las naciones, para que actúen con sabiduría, diligencia y generosidad, socorriendo a quienes no tienen lo más necesario para vivir, planificando soluciones sociales y económicas de largo alcance y con un espíritu de solidaridad.

Santa María, toque las conciencias para que las grandes sumas de dinero utilizadas en la incrementación y en el perfeccionamiento de armamentos sean destinadas a promover estudios adecuados para la prevención de catástrofes similares en el futuro.

Madre amantísima, hizo crecer en el mundo el sentido de pertenencia a una única y gran familia, tomando conciencia del vínculo que nos une a todos, porque, con un espíritu fraterno y solidario, salimos en ayuda de las numerosas formas de pobreza y situaciones de miseria. Anime la firmeza en la fe, la perseverancia en el servicio y la constancia en la oración.

Oh María, Consuelo de los afligidos, abrace a todos sus hijos atribulados, haga que Dios nos libere con su mano poderosa de esta terrible epidemia y que la vida pueda reanudar su curso normal con serenidad.

Nos encomendamos a Ti, que brille en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María! Amén.

(versión catalana de la Conf. Episc. Tarraconense)

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