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Oficina de Comunicación del Obispado de Girona

Martes 14 de Julio de 2020

Nota de los obispos para la Jornada para los afectados de la Covid-19: Una mirada especial a la gente mayor

26 DE JULIO, SAN JOAQUIMO Y SANTA ANNA
JORNADA POR LOS AFECTADOS DEL COVID-19
“UNA MIRADA ESPECIAL A LA GENTE MAYOR”

Nota de los Obispos

El próximo día 26 de julio, la Iglesia celebra la festividad de san Joaquín y santa Ana, padres de la Bienaventurada Virgen María, día que dedicamos de una manera especial a las personas mayores, ya que son los patrones de los abuelos.

Desde el pasado mes de marzo que se decretó el estado de alarma en nuestro país, con motivo de la pandemia del Covid-19, hemos podido contemplar cómo los más afectados por este virus han sido los ancianos, que han muerto en un gran número en residencias, hospitales y en sus domicilios. También, nuestros mayores, debido a las circunstancias tan excepcionales, son los que más han sufrido el drama de la soledad y de la distancia de sus seres queridos.

Todo esto debe llevarnos a pensar, como Iglesia y como sociedad, que «una emergencia como la del Covid-19 es derrotada en primer lugar con los anticuerpos de la solidaridad» (Pandemia y fraternidad universal, Nota sobre la emergencia Covid-19, Pontificia Academia para la Vida, 30/03/20.

En una sociedad, en la que muchas veces se reivindica una libertad sin límites y sin verdad o en la que se da una excesiva importancia al valor de la juventud, la gente mayor nos ayuda a valorar lo esencial ya renunciar a lo transitorio. La vida les ha enseñado que el amor y el servicio a sus y los restantes miembros de la sociedad son el verdadero fundamento en el que todos deberíamos apoyarnos para acoger, levantar y ofrecer esperanza a nuestro prójimo en medio de las dificultades de la vida. Como afirma el papa Francisco: «La desorientación social y, en muchos casos, la indiferencia y el rechazo que nuestras sociedades muestran hacia las personas mayores, llaman no sólo a la Iglesia, sino a todo el mundo, a una reflexión seria para aprender a captar y apreciar el valor de la vejez» (Audiencia del papa Francisco a los participantes en el Congreso Internacional “La riqueza 2 020).

Pero no basta con contemplar el pasado, aunque haya sido en ciertos momentos muy doloroso. Debemos pensar en el futuro. Nunca deberíamos olvidar aquellas palabras del papa Francisco en las que afirmaba que una sociedad que abandona a la gente mayor y prescinde de su sabiduría es una sociedad enferma y sin futuro, porque le falta la memoria. Allí donde no hay respeto, reconocimiento y honor para la gente mayor, no puede haber futuro para los jóvenes, por eso hay que evitar que se produzca una ruptura generacional entre niños, jóvenes y ancianos. «Conscientes de ese papel irremplazable de las personas mayores, la Iglesia se convierte en un lugar donde las generaciones están llamadas a compartir el plan de amor de Dios, en una relación de mutuo intercambio de los dones del Espíritu Santo. Este intercambio intergeneracional nos obliga a cambiar nuestra mirada hacia las personas mayores, a aprender a mirar el futuro junto a ellos. Los ancianos no son sólo el pasado, sino también el presente y el mañana de la Iglesia» (Audiencia del papa Francisco a los participantes en el Congreso Internacional “La riqueza de los años”, Dicasterio para los Laicos, Familia y Vida, 31/01/2020).

La experiencia vivida durante este tiempo de pandemia debería ayudarnos también a todos, especialmente a quienes tenemos algún tipo de responsabilidad en el ordenamiento civil y en la convivencia social, a descubrir que debemos cambiar nuestra forma de pensar y actuar en las relaciones sociales y, especialmente, con nuestros mayores. Desde el exquisito respeto a su dignidad y al bien común de la sociedad, debemos ofrecerles una atención y unos cuidados ricos en humanidad y en verdaderos valores.

Sobre el drama vivido en la atención hospitalaria a la gente mayor, aconsejamos tomar en consideración las palabras de la Pontificia Academia para la Vida: «En este momento, después de haber hecho todo lo posible a nivel organizativo para evitar el racionamiento, se debe tener siempre presente que la decisión no se puede basar en una diferencia en el valor de la vida humana y en la valorización de la vida humana. La decisión se refiere más bien a la utilización de los tratamientos de la mejor forma posible en función de las necesidades del paciente, es decir, de la gravedad de su enfermedad y de su necesidad de tratamiento, ya la evaluación de los beneficios clínicos que el tratamiento puede conseguir, en términos de pronóstico. La edad no puede ser considerada como el único y automático criterio de elección, ya que si así fuera se podría caer en un comportamiento discriminatorio hacia los ancianos y los más frágiles» (Pandemia y fraternidad universal, Nota sobre la emergencia Covid-19, Pontificia Academia para la Vida, 30/03/20.

La Iglesia en este día especial, además de recordar a todos y cada uno de los enfermos y muertes a causa del coronavirus y de forma particular a las personas mayores que han sufrido este virus, eleva una oración por el eterno descanso de todos y quiere destacar la importancia de las personas mayores en el ámbito familiar y en nuestra sociedad.

Que esta Jornada nos sirva también para tomar conciencia de la importancia de nuestros mayores y su valor fundamental en nuestras comunidades cristianas, como motor y fuerza de sabiduría y experiencia ante la vida. Ellos son ejemplo y guía para jóvenes y niños, ya que no son sólo destinatarios de la pastoral evangelizadora de la Iglesia, sino verdaderos actores. «Hoy en día, en las sociedades secularizadas de muchos países, las generaciones actuales de padres no tienen, mayoritariamente, la formación cristiana y la fe viva que los abuelos pueden transmitir a sus nietos. Son el eslabón indispensable para educar a los niños y jóvenes en la fe» (Audiencia del papa Francisco a los participantes en el Congreso Internacional “La riqueza de los años”, Dicasterio para los Laicos, Familia y Vida, 31/01/2020).

Por último, invitamos a orar por nuestros mayores, recordando las palabras del Santo Padre, del pasado 17 de marzo, en la Adoración al Santísimo: «Oremos al Señor para que esté cerca de nuestros abuelos, de nuestras abuelas, de todos los ancianos y les dé fuerza. Ellos nos dieron la sabiduría, la vida, la historia. También nosotros estamos cerca de ellos con la oración».

Comisión Episcopal para la Pastoral Social y Subcomisión de Familia y Defensa de la Vida

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