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Oficina de Comunicación del Obispado de Girona

Viernes 22 de Octubre de 2021

Carta semanal del obispo Francisco (24/10/2021): «Domund. No podemos callar lo que hemos visto y oído»

Este año me ha parecido que el testimonio de dos misioneros puede ayudarnos a comprender mejor las misiones ya sentirnos responsables.

¿Cómo ofreces lo que has visto y oído cuando estabas en Dapaong, obispado de un país de misión?

Mn. Prosper Mibé Lare es un cura de 38 años, originario del obispado de Dapaong (Togo, África), una diócesis fundada por los misioneros hace sólo 56 años. En estos momentos, Mn. Mibé está estudiando en la Facultad de Teología de Cataluña para licenciarse en Sagrada Escritura, y ayuda en las parroquias de Arenys. Lleva seis años ordenado.

Nos dice: «Lo primero que quisiera ofrecer de lo que he visto y oído es un profundo agradecimiento al Señor por la obra y la vida de los misioneros. Son obras que constituyen los principales pilares del desarrollo integral de nuestra región y del Togo, con la transmisión de la fe por el anuncio del Evangelio, la construcción de iglesias y capillas, escuelas, hospitales, centros de formación de jóvenes, sitios de alfabetización, etc.

Por lo que a mí respecta, mi testimonio de experiencia misionera se sitúa en dos niveles: vida y apostolado.

Por un lado, existe la vida vivida en comunidad sacerdotal en el seno de la parroquia.

En referencia al apostolado, destacaría la predicación, la catequesis, los cursos de religión, el acompañamiento de los grupos de oración o de movimientos católicos, las campañas de evangelización y, evidentemente, las celebraciones litúrgicas y la administración de los sacramentos de la Iglesia, que eran para mí ocasiones en las que compartir con mis hermanos.

Por eso, lo que más destacaría de la vida de misión es el profundo sentido de fraternidad, que hacía que el trabajo de evangelización se insertara siempre en el interior de una comunidad creyente».

Josep Frigola Ribas

Ha sido misionero en África durante medio siglo: 20 años en Burkina Faso en tres parroquias y 30 años en Níger, en tres parroquias y un centro socioeducativo diocesano. Éste es su testimonio: «No porque hayamos decidido dejar familia, país e irnos lejos ya podemos creer que lo tenemos todo ganado. La vocación misionera es un don de Dios. Nace y crece en el interior de cada persona y se realiza a través de un testimonio de vida fiel y cotidiano. No podemos fiarnos sólo de las buenas intenciones o de nuestras capacidades. Tampoco podemos dejarnos llevar por los sentimientos y las emociones. Lo que cuenta es la experiencia de creer en Jesús, de seguirle y de transmitir a los demás que Él es Camino, Verdad y Vida.

Tanto para disfrutar de una buena experiencia como para transmitirla, es necesario tener ojos, orejas, una mente sana y un corazón generoso. Debemos ver, escuchar, entender y amar. Pero la transmisión de un mensaje pide siempre una conexión especial con la gente y su cultura. Transmitir y testimoniar la fe cristiana exige respetar, dignificar y conducir a las personas hacia una liberación integral. Es todo un proceso para facilitar que se vea con los propios ojos y se escuche con las propias orejas. Por eso deben hablarse las lenguas locales, y el evangelio debe inculturizarse.

Como misionero, en África y aquí, he tenido la suerte de vivir tres experiencias distintas y enriquecedoras. La primera, en Burkina Faso, me sumergió en un mundo de religión tradicional, islamizado en parte, y también con comunidades de bautizados y catecúmenos. Han sido años de mucha actividad pastoral y de primera evangelización. La segunda experiencia, en Níger, país islamizado, me exigió el mismo conocimiento de lengua y costumbres. La transmisión del mensaje se realizaba a través de contactos con personas y pequeñas comunidades. Era esencial el testimonio de solidaridad y ayuda social a toda la comunidad humana. De regreso aquí, en nuestra casa, me parece que hay raíces suficientes, pero faltan nuevos brotes y frutos vigorosos. Sólo otro empuje misionero con apertura a toda la sociedad podrá conseguir que, tanto de dentro como de fuera, se crea en lo que hemos visto y oído.

Francesc Pardo Artigas
Obispo de Girona

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