Hoy miércoles, 4 de octubre, ha empezado en Roma la primera sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo 2021-2024, que lleva por lema "Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión". En su reflexión confluirá el trabajo realizado en las diócesis del mundo durante más de dos años, para ayudar a la Iglesia a vivir la comunión, promover la participación de todos y abrirse con audacia a la misión evangelizadora. En octubre de 2024 habrá una segunda sesión general, y después está prevista la puesta en marcha de las propuestas y conclusiones que surjan, lo que implicará de nuevo a las Iglesias diocesanas.
Cabe recordar que en Gerona fueron más de dos mil personas, organizadas en grupos muy diversos, las que hicieron llegar sus reflexiones durante la fase diocesana. Muchas más han participado con su oración, especialmente en las celebraciones de la Eucaristía de las parroquias de los últimos domingos. «Sin oración no habrá Sínodo», afirma el Papa. Y es que la asamblea sinodal es sobre todo un acontecimiento espiritual, de oración y escucha del Espíritu Santo, verdadero protagonista de todo el proceso.
Esta asamblea ordinaria incluye un número significativo de miembros con derecho a voto que no son obispos: presbíteros, religiosos y religiosas, laicos y laicas, con un 50% de mujeres, y una atención especial a la participación de los jóvenes. Su misión es la de ser testigos de lo que ellos han vivido en las diócesis y comunicarlo a todos los participantes. Sin embargo, los obispos siguen siendo mayoría en el encuentro: a ellos, junto con el Papa, les corresponde llevar a cabo el discernimiento final de tantísimas aportaciones ofrecidas por el Pueblo de Dios y que son fruto de la escucha mutua y de la oración sincera.
Actualidad sobre el Sínodo:
Foto: Vatican Media
ORACIÓN DEL SÍNODO: Adsumus Sancte Spiritus
Estamos aquí, Espíritu Santo,
reunidos en su nombre.
Usted que sois nuestro verdadero
consejero:
venid a nosotros,
dadnos apoyo,
entra en nuestros corazones.
Enséñanos el camino,
muéstranos cómo alcanzar la meta.
Impide que perdamos
el rumbo como personas
débiles y pecadoras.
No permita que
la ignorancia nos lleve por falsos
caminos.
Concédenos el don del
discernimiento,
porque no dejamos que las nuestras
acciones se guíen
por prejuicios y falsas
consideraciones.
Condúcenos a la unidad en Ti,
porque no nos desviamos del camino
de la verdad y la justicia,
sino que en nuestra peregrinación
terrenal
nos esforzamos por lograr la
vida eterna.
Te lo pedimos a Ti,
que abre en todo tiempo y lugar,
en comunión con el Padre y el Hijo
por los siglos de los siglos. Amén.
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