
La Catedral de Girona ha acogido, la mañana de hoy martes, 12 de diciembre, la misa exequial del obispo emérito de Girona, Mons. Carlos Soler y Perdigón. Unas 300 personas -entre ellas, nueve obispos y setenta presbíteros y diáconos- han querido decir el último adiós al que estuvo al frente de la diócesis durante siete años, del 2001 al 2008. La ceremonia ha estado presidida por el arzobispo de Tarragona, Mons. Joan Planellas, y concelebrada por el administrador diocesano, Mn. Lluís Suñer, la mayor parte de los obispos de las diócesis con sede en Cataluña, el abad emérito de Montserrat, P. Josep Maria Soler y el resto de presbíteros presentes. Han asistido familiares, miembros de la curia diocesana y autoridades civiles, entre ellas el alcalde de Girona, Lluc Salellas; el presidente de la Diputación de Girona, Miquel Noguer; el director general de Asuntos Religiosos de la Generalidad de Cataluña, Carles Armengol, y el director de los servicios territoriales del Departamento de Justicia en Girona, Sergi Palomeras.
Una procesión hasta la capilla de la Purísima, donde se había instalado la capilla ardiente, ha dado inicio a la ceremonia. Tras una oración y la aspersión del agua bendita, se ha trasladado el féretro hasta frente al altar mayor. El administrador diocesano, Mn. Lluís Suñer, ha dirigido unas palabras a los asistentes y ha agradecido a los obispos su presencia: «En momentos como estos, huérfanos de obispo, se lo agradecemos más que nunca». También ha excusado al nuncio apostólico y al cardenal arzobispo de Barcelona, que no han podido estar en Girona. Seguidamente ha tomado la palabra Mons. Roman Walczak, primer consejero de la Nunciatura Apostólica, quien ha leído unas palabras de pésame en nombre de la Santa Sede.
La homilía ( descargar el texto completo de la homilía ) ha corrido a cargo de Mons. Joan Planellas, quien ha hecho un repaso a la trayectoria pastoral del obispo Carlos, y ha recordado que "el largo número de encargos pastorales que aceptó y desarrolló en tantos años de ministerio han sido muestra de toda una vida entregada a la causa del Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, como le gustaba decir". Ha añadido también: «Se mostró cercano a cualquier iniciativa que aglutinara a personas, que fomentaran comunidad, que implicaran vivencias conjuntas y vida de Iglesia. Y esa voluntad y convicción de servicio le puso en manos de Jesús y de su queridísima Madre».
En relación con la labor del obispo Carles Soler como secretario general del Concilio Provincial Tarraconense, durante 1995, Planellas ha destacado que «en un momento en que se hablaba poco de “sinodalidad”, se afanó ?ya en su misma fase previa? para reunir a todo el Pueblo santo de Dios en el Espíritu Santo, para hacer de nuestras Iglesias el santuario de la presencia de Dios en medio de los hombres y, al mismo tiempo, que pudieran convertirse en fuertes en el testimonio de Jesús, en medio de las inquietudes y esperanzas de nuestra sociedad».
Por otra parte, ha señalado que en las últimas voluntades del obispo Carlos, escritas el 14 de septiembre de 2017, pedía «ser acogido amorosamente por la Bienaventurada santa María, madre de Jesús y nuestra» y que siempre se ha sentido «amado por Dios», pero que se reconocía y se confesaba órdago y confesado necesidad de miso. Planellas ha afirmado también que "la esperanza que nos da la Palabra de Dios proclamada, la encontramos hecha vida en el itinerario ministerial de quien ahora llevaremos a enterrar". Ha finalizado la homilía con unos versos de los Gozos a Nuestra Señora de los Ángeles.
Terminada la misa, se ha procedido a dar sepultura al cuerpo del obispo Carlos, en el centro de la nave, entre el presbiterio y el órgano, justo al lado de la tumba del obispo Francesc Pardo, fallecido el 31 de marzo de 2022.
Obispo de Girona de 2001 a 2008
Mundos. Carles Soler i Perdigó falleció en Girona el pasado sábado, 9 de diciembre, a las 5 de la madrugada, a los 91 años de edad. Nombrado obispo de Girona el 30 de octubre de 2001, tomó posesión de la diócesis el 16 de diciembre de 2001. Hasta ese momento, ejercía de obispo auxiliar del Arzobispado de Barcelona. Tras siete años al frente de la diócesis, el 16 de julio de 2008 el Papa aceptó su renuncia al haber cumplido los 75 años, nombrando a Mons. Francisco Pardo como nuevo obispo de la diócesis. Desde su jubilación episcopal, y hasta hace pocos meses, colaboraba periódicamente con las parroquias del arciprestazgo de Banyoles.
Fotografías : Àngel Almazan