
"Aquí estoy, Señor, que se haga tu voluntad". Éste es el lema con el que la Iglesia celebró, este pasado viernes, 2 de febrero, la Jornada de la Vida Consagrada, coincidiendo con la fiesta de la Presentación del Señor, popularmente conocida por la Candelaria. En nuestra diócesis, decenas de consagrados y consagradas lo celebraron juntos en una misa en la iglesia de Santa Susanna del Mercadal organizada por la Delegación de Vida Consagrada y presidida por el administrador diocesano, Mn. Lluís Suñer.
En su homilía, Mn. Luis recordó unas palabras de san Agustín, las cuales consideró «bien adecuadas» para la celebración: «Nunca se detenga por el camino, porque si lo hace no llegará a la meta. Dondequiera que se encuentre siga adelante hasta la meta... Busque el camino por donde pasar, no el lugar donde reponer». Y añadió que “la esperanza es la compañera del camino, para llegar a amar como Dios”.
Asimismo, indicó que «en una jornada como la de hoy, a semejanza de Ana y Simeón estamos llamados a no detenernos, a buscar a Cristo la luz, ya preguntarnos si nosotros somos luz por la gente que nos rodea». En este sentido, hizo, a continuación, dos propuestas: Ser mujeres y hombres de fe («¿Fundamentamos nuestra vida personal y comunitaria en Jesucristo?», se preguntó) y ser testigos de sinodalidad («Nuestras comunidades no son un conglomerado de personas “solas”, sino unas comunidades donde todos y todas hacemos camino juntos, no cada uno, .
Por último, invitó a los fieles asistentes a la celebración a «no detenerse, a caminar juntos con los hermanos y hermanas, con la Iglesia diocesana, con toda la Iglesia, ya compartir el pan con todos».
Hay que añadir que este año se celebró un velatorio de oración en la misma iglesia el día 30 de enero, en el que participaron un buen número de personas para preparar la jornada del día 2 de febrero.
Fotografías: Àngel Almazan