Este próximo domingo, 11 de febrero, festividad de la Virgen de Lourdes, la Iglesia celebra la 32 ª Jornada Mundial del Enfermo. Desde la Comisión Episcopal para la Pastoral Social y Promoción humana de la Conferencia Episcopal Española se han elaborado una serie de materiales, este año bajo el lema "Dar esperanza en la tristeza". Los puede consultar en este enlace .
Por lo que respecta a nuestra diócesis se han organizado algunas celebraciones. Destacamos:
- Arenys de Munt: Apertura del centenario de la gruta de Lourdes. A las 11 de la mañana, misa. A continuación, inauguración de la placa conmemorativa y refrigerio.
- Olot: Fiesta de la Virgen de Lourdes. A las 11 de la mañana, misa en la iglesia de Sant Esteve. Organiza: Delegación de Olot / Valle de la Hospitalidad de la Virgen de Lourdes.
- Gerona: Celebración diocesana. A las 8 de la tarde, misa en la iglesia de Santa Susanna del Mercadal. Organiza: Hospitalidad de Nuestra Señora de Lourdes y la Pastoral de la Salud.
Por otra parte, el Papa ha hecho público un mensaje, titulado “No es bueno que el hombre esté solo. Cuidar a los enfermos cuidando las relaciones», del que le ofrecemos unos fragmentos para su reflexión. El documento completo se puede descargar aquí.
- «Desde el principio, Dios, que es amor, creó al ser humano para la comunión, inscribiendo en su ser la dimensión de las relaciones. Así, nuestra vida, plasmada a imagen de la Trinidad, está llamada a realizarse plenamente en el dinamismo de las relaciones, de la amistad y del amor mutuo. Estamos creados para estar juntos, no sólo».
- «Incluso en los países que gozan de paz y más recursos, la etapa de la vejez y de la enfermedad a menudo se vive en soledad y, a veces, incluso en el abandono. Esta triste realidad es sobre todo consecuencia de la cultura del individualismo, que exalta el rendimiento por encima de todo y cultiva el mito de la eficiencia, hasta convertirnos en indiferentes e incluso despiadados cuando la gente ya no tiene la fuerza necesaria para seguir el ritmo. Entonces se convierte en una cultura de la exclusión».
- «Nos hace bien volver a escuchar esta palabra bíblica: ¡no es bueno que el hombre esté solo! Dios la pronuncia al inicio de la creación y así nos revela el sentido profundo de su plan para la humanidad, pero al mismo tiempo la herida mortal del pecado se introduce generando sospechas, fracturas, divisiones y, por tanto, aislamiento. Esto afecta a la persona en todas sus relaciones: con Dios, consigo misma, con los demás, con la creación».
- «Recordamos esa verdad central de nuestra vida: hemos venido al mundo porque alguien nos acogió, estamos hechos para el amor, estamos llamados a la comunión ya la fraternidad. Esta dimensión de nuestro ser nos sostiene sobre todo en el tiempo de la enfermedad y de la fragilidad, y es la primera terapia que debemos adoptar entre todos para curar las enfermedades de la sociedad en la que vivimos».
- «En esta época cambiante que estamos viviendo, los cristianos estamos especialmente llamados a adoptar la mirada compasiva de Jesús: cuidamos a quienes sufren y están solos, quizás marginados y descartados. Con el amor mutuo que Cristo Señor nos da en la oración, especialmente en la eucaristía, curamos las heridas de la soledad y del aislamiento. Cooperamos así para contrarrestar la cultura del individualismo, de la indiferencia, de la exclusión, haciendo crecer la cultura de la ternura y de la compasión».