
Las Hospitalidades de Nuestra Señora de Lourdes de las diócesis catalanas peregrinaron, el sábado 18 de mayo, a Montserrat. Participaron unas 850 personas de todo el país, entre ellas un centenar de la diócesis de Girona. El programa de la jornada contó con una misa presidida por fray Octavi Vilà, una comida de hermandad y una procesión de antorchas.
Durante la homilía, el obispo recordó que "María es la que no desespera, la que nunca pierde la esperanza", así como que "nos dirigimos a ella con toda confianza porque estamos ciertos de que comprende muy bien nuestros sufrimientos, nuestros sufrimientos, nuestros dolores". «A una madre se acude cuando uno se siente solo, apesadumbrado o enfermo, recurrimos ciertos de que nadie como la madre puede entender nuestro dolor y su sola compañía y presencia es ya para nosotros un alivio», señaló también.
Y añadió: «Confiémonos en María. Ella nos acogerá en todo momento y nosotros entonces nos mantendremos en paz y tendremos el alma serena, como un niño en el regazo de la madre. Así se sentirá nuestra alma bajo el cobijo de María. Ella, que en palabras del obispo Pere Casaldàliga, es peñasco mimado por el Viento del Espíritu, y por el obispo Torres y Baiges, el camino para llegar con seguridad a la montaña, que es Cristo».
Cabe recordar que del 26 al 30 de junio tendrá lugar la 57ª edición de la peregrinación diocesana al santuario mariano francés. El plazo para las inscripciones finaliza este sábado, 25 de mayo.