
Hoy lunes, 31 marzo, se cumplen tres años de la muerte del obispo Francesc Pardo Artigas. Por este motivo, el pasado sábado, 29 de marzo, se celebró una misa en su recuerdo en la capilla conventual de la catedral. Fue presidida por el obispo, fray Octavio, y concelebraron seis canónigos del Capítulo asistidos por un diácono. Los hermanos y otros familiares del prelado difunto estaban presentes e igualmente varios colaboradores del obispo Francisco.
En su homilía, fray Octavio definió al obispo Francisco «un ministro fiel y prudente» y evocó unas palabras de él en las que atestiguaba «haber sentido el gozo de haber creído, celebrado y comunicado la esperanza en la resurrección». Igualmente señaló que, efectivamente, «el obispo Francisco vivió en la esperanza, predicó la esperanza y fue sembrador de esperanza; tenía sed de Dios, fue un sediento de Dios y al contemplarlo en su santuario era consciente de que su alma se había enamorado de Dios, como debe estar el alma de todo cristiano». También se refirió a la etapa final de la vida del obispo Francisco cuando "la enfermedad probó la fortaleza de su fe un largo tiempo" para añadir que "siempre con la esperanza de que un día sería liberado, la muerte nos libera de las limitaciones de esta vida".
En la parte final de la homilía, fray Octavio se refirió al lema episcopal del obispo Francisco: «Para tener vida», diciendo que «no hay otra vida que la que viene de Cristo y nos viene de Cristo». Y cerró con estas palabras: «Ahora pedimos por nuestro hermano Francisco que esté con aquél que es todo él amor donde nadie se echó de menos entre quienes viven allí donde el Señor vive».
Al finalizar la misa, los celebrantes y fieles se trasladaron hasta la tumba del obispo Francisco, en el centro de la nave de la sede, frente al presbiterio, donde se hizo una oración.