Unas letras del obispo (10 de agosto): Compartir la vida y la fe (Mn. Jordi Reixach)

Hacer germinar el Reino, ésta es la tarea de la Iglesia. Este dinamismo lleva a comprender y compartir mejor la vida de fe, que se encuentra en su camino, y que no está exento de obstáculos y dificultades. el Evangelio» (GS4) Es vivir de esta propuesta como un signo de Esperanza en medio de tanto desencanto, secularización y transición de modelo eclesial en el que nos encontramos inmersos en este comienzo de siglo XXI. Es el agradecimiento de los dones de Dios en cada persona, en su experiencia de fe vivida. Éste sería el resumen de la tarea que se me ha encargado de coordinar en tres ámbitos diferentes, diversos pero que a la vez tienen un mismo centro: las personas, sean presbíteros o laicos. El clero, el Apostolado seglar y la organización territorial, deben poder conferir una propuesta de renovación viva, que fundamente la misión, lleve en sí la sinodalidad y el firme sentido de pertenencia a una comunidad, y no sólo a una parroquia.

Esta propuesta va más allá de un mero acompañar, e incluso más allá de acciones concretas y organizativas. Por tanto, no pretende ser sólo un conjunto de expresiones de territorio, sino un estilo de vivir la fe en comunidades, en equipos de «pastoral» en un espacio concreto, pero más allá de la propia parroquia geográfica. Tal y como decía el papa Francisco «el todo es más que la parte, y también es más que la suma de éstas. (...) Se trabaja en lo pequeño, en lo cercano, pero con una perspectiva más amplia» (EG 235)

La Iglesia está siempre algo cerca de lo humano, vital, cotidiano. Pese a las contradicciones de nuestra existencia, nuestros fallos y pecados, nuestros errores tan humanos. Más que marcar unos objetivos muy concretos y en un plazo, lo que necesitamos es marcar un estilo de cómo acercarnos a Dios, a su realidad, ya la vez a las personas. No es un término, sino un camino en el que nos encontramos todos juntos: Dios, la comunidad cristiana, y el ámbito desde el que se vive y expresa la fe. Vivir en Dios y por Dios en mi historia, y vivir desde la imperfección de la vida de las personas. En conversión, en misericordia, en acogida, en dar la mano a todos, para hacer camino juntos. Nunca es un camino lineal, es siempre un zigzag de muchas curvas, con subidas y bajadas, con aciertos y fracasos; pero manteniendo siempre firme la Esperanza de la presencia y la acción del Espíritu de Dios en este andar por la vida de la Iglesia que está en Gerona. Nunca es crear unas necesidades ni una dependencia, sino responder a los cambios de los «signos de los tiempos», desde la vulnerabilidad de la propia existencia humana, pero haciendo camino juntos, con y por los demás.

Mn. Jordi Reixach y Masachs
vicario episcopal para el Clero, el Apostolado seglar y la Organización territorial